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Van Gogh, el perro que hace sombra al pintor de "Los girasoles"

Son dos los aspectos los que le unen con su "colega" humano: su pasión por el arte y el tener una sola oreja, lo que le valió para ser bautizado con el nombre de Van Gogh. De momento, sus obras han sido reclamadas en todo el mundo
Van Gogh, un perro con mucho arte
Van Gogh, un perro con mucho arteRedes sociales
La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

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Las pinceladas son sencillas; no son más que unas manchas de un amarillo vivo sobre un azul noche. Pero el lienzo gana peso si todo ello viene de Van Gogh, pero no el "auténtico". No se trata del hombre que nos dejó "Los girasoles" para el recuerdo, sino de un perro americano "feliz", dicen. Un can que perdió una oreja, como el artista responsable de su nombre, y, además, un animal que comenzó a hacer algunas pinturas el año pasado. Pasados por alto en un principio, los lienzos de este nuevo Van Gogh se han convertido en toda una sensación en las redes, tras la difusión de varios vídeos virales en TikTok.
El animal, por supuesto, no empezó con este "hobby" de pronto. Fue a su llegada en junio al un refugio en Bethel, Connecticut, cuando el perro de siete años estaba en malas condiciones tras haber sido gravemente herido y, luego, abandonado -probablemente después de una pelea de perros-. Con la oreja amputada, apenas atraía a personas que quisieran adoptarlo. Al menos, hasta que el refugio decidió jugar con el nombre y darle la vuelta a la situación. Le pusieron a pintar y a él le gustó la nueva afición.
"Para él, es un placer. Le gusta hacerlo” , aseguró a Foxnews , Jaclyn Gartner, la directora del refugio Happily Furever After Rescue, que había recogido a Van Gogh. Como no es sencillo enseñar a un perro el arte de sujetar un pincel o el de trazar figuras pintadas, sus guardianes humanos han recurrido a un pequeño truco que mezcla el arte con la comida: la pintura y el lienzo se introducen en una bolsa de plástico sobre la que se disponen los platos favoritos del pequeño gourmet (paté de hígado, puré de calabaza o mantequilla de cachuete) y, atraído por el festín, Van Gogh lame todo su "plato" y así, de paso, esparce la pintura sobre la tela.
En octubre se montó una primera exposición con la idea de vender algunas de las obras del perro a beneficio del refugio. Pero el evento se convirtió en un fiasco de público, aunque sí sirvió para atraer la curiosidad del medio estadounidense NowThis, que retransmite en sus redes sociales la historia de Van Gogh y sus diez pequeños cuadros.
Desde entonces, "las ventas han ido bien", afirman. En noviembre se vendieron online doce cuadros por un total de 1.900 dólares; en diciembre, el albergue se abre a los pedidos por encargo y recibió cien solicitudes "de Nueva York a Nueva Zelanda" en pocos días. Y, mientras, el artista lucha por mantenerse al día de las modas. "Solo hacemos de cinco a siete pinturas a la semana, así que tengan paciencia", advierten ahora los trabajadores de Happily Furever After Rescue en Facebook. Así, con el arte corriendo por sus perrunas venas, Van Gogh logró ser adoptado y parece que tendrá una vida algo más feliz que la de su "compañero" humano.