Ponga un Dujshebaev en su equipo: España, invicta a semifinales del Europeo de balonmano

Poco a poco, a fuego lento y ajustando la defensa para que Croacia entrara en colapso. El duelo de colosos del Europeo de balonmano perdió un poco de importancia porque las dos selecciones estaban ya clasificadas, pero el nivel fue alto. Mejor no frenar y mantener el tono de la competición para que cuando lleguen las semifinales mañana, la moral y la adrenalina se mantengan por las nubes. Y el choque acabó en empate (22-22) porque después del despegue de España llegó la relajación. Pero el punto le sirvió para ser primera de grupo y para tener que hacer frente a Eslovenia en la lucha por la final. Es un partido con cierto aire de revancha, porque su rival fue uno de los equipos que dejaron a los Hispanos sin los Juegos Olímpicos de Río 2006. El otro fue Suecia. Una ausencia que dolió mucho a esta fantástica generación de jugadores.

Álex Dujshebaev fue decisivo en el despegue de España ante Croacia (que jugará la otra semifinal ante Noruega). La saga continúa con él, que creció al lado de su padre, el mítico Talant, viendo, de crío, a los mejores en el Ciudad Real y en el Atlético de Madrid, y formando parte de ellos ya algo más mayor. Ahora, su padre es también su entrenador en el Kielce polaco, e incluso su hermano es compañero de selección y de equipo. Porque si Álex tomó el testigo de Talant, por detrás también viene Dani. Jugando como avanzado en la defensa 5-1, el mayor de los Dujshebaev terminó de hacer un lío a los croatas, que habían empezado poderosos. El duelo se mantuvo equilibrado, con mando de los balcánicos, mientras España iba alternando en defensa: con el 6-0, con 5-1 más abiertos... Un poco por aquí y otro por allá hasta que las piezas encajaron y Álex se convirtiera en el dueño de esta selección que en realidad es coral. Un robo, y gol a toda velocidad. Un latigazo con su gran zurda y gol. Un pasivo provocado al rival, que no sabía por dónde entrar. Otra contra tras recuperación, gol. Otro cañonazo de Dujshebaev, gol... Menudo brazo tiene: en el duelo de ayer llegó a lanzar a 134 kilómetros por hora. Croacia casi diez minutos sin marcar, los cinco últimos de la primera parte y los cinco primeros de la segunda, y la distancia se fue hasta el 12-18.

Quedaba un mundo y si algo caracteriza a los equipos balcánicos es su capacidad para no rendirse nunca. Son competitivos a más no poder. El tramo siguiente de encuentro sirvió para demostrar que relajarse está prohibido, sobre todo para los Hispanos, que no tienen a ningún jugador entre los «top» mundiales, pero que juntos sí que están en el podio de los mejores. España entró en una nebulosa en ambas partes de la cancha, viviendo de las rentas, que se iban reduciendo poco a poco. Gol a gol, Karacic (acabó con diez) apretaba el resultado. De los diez minutos con su portería a cero, España pasó a diez minutos sin anotar. Y la renta quedó en nada: 21-21 a falta de cinco minutos. Incluso Croacia se puso por delante con un gran tanto de Duvnjak. La respuesta fue un penalti de Aleix Gómez, uno de los jóvenes del grupo al que no le tembló el pulso en un tiro tan caliente. Duvnjak tiró después al larguero y los Hispanos renunciaron al ataque: el 22-22 les servía.

22 - Croacia: Sego; Horvat (2, 1p), Stepancic (2), Mamic (2), Duvnjak (2, 1p), Mandic (-) y Karacic (10) -equipo inicial- Asanin (ps), Maric (-), Hrstic (-), Sarac (-), Musa (-), Cindric (-), Brozovic (1), Matanovic (-) y Sipic (3)

22 - España: Corrales; Solé (2), Maqueda (1), Sarmiento (1), Cañellas (-), Ariño (2) y Figueras (1) -equipo inicial- Pérez de Vargas (ps), Raúl Entrerríos (4), Alex Dujshebaev (6), Aginagalde (1), Goñi (-), Morros (-), Aleix Gómez (4, 2p), Gedeón Guardiola (-) y Dani Dujshebaev (-)

Árbitros: Gatelis y Mazeika (Lituania). Excluyeron dos minutos a Musa, Duvnjak, Mandic y Brozovic, por Croacia; y a Cañellas, Solé (2), Ariño y Morros, por España.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la cuarta y última jornada del grupo I de la segunda fase del Europeo de Suecia, Austria y Noruega disputado en el Stadthalle de Viena ante unos 7.500 espectadores.