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Federer, que cometió 82 errores no forzados, sobrevive de milagro ante Millman en Australia

El suizo iba perdiendo 8-4 en el supertiebreak definitivo (4-6, 7-6 [7/2), 6-4, 4-6 y 7-6 [10-8]). Sorpresa con la derrota de Tsitsipas. Bautista pierde con Cilic

Tennis - Australian Open - Third Round
Federer se seca el sudor durante su partido contra MillmanKAI PFAFFENBACHReuters

Roger Federer tuvo que recurrir a su instinto de supervivencia para sacar adelante un partido en el que estuvo incómodo en todo momento y que lo tuvo más que perdido. ¡82 errores no forzados cometió! Una barbaridad, y muchos de ellos con su derecha. Estuvo contra las cuerdas de verdad, pero consiguió salir de forma casi milagrosa gracias a su talento (4-6, 7-6 [7/2), 6-4, 4-6 y 7-6 [10/8]). El australiano Millman siempre le ha puesto en problemas e incluso lo llegó a eliminar de un Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos. Es como si hubiera descubierto la fórmula para molestar al suizo y jamás le perdió la cara al encuentro. Es más, lo tuvo en su mano con un break de ventaja en el quinto set y, sobre todo, con el 8-4 en el supertiebreak final. Muy metido en la pista, sobre la línea, tuteando al ganador de 20 “Grandes” en los intercambios, sin ceder terreno, era una máquina Millman. Fallaba Federer más de lo habitual, y no porque asumiera riesgos como otras veces. Le costaba restar el servicio de Millman y ni cuando recuperó el break en el primer set se serenó. El australiano se llevó esa primera manga y una de las claves del encuentro llegó después. Porque el segundo parcial tenía un guión similar y en caso de haberlo perdido Roger no se sabe qué hubiera pasado. Eso es tenis ficción, pero pintaba muy mal para él. La realidad fue que el suizo elevó el nivel en el “tie break” para igualar el partido y poder vivir más tranquilo... O eso pensaba él. Sí cambió algo en su forma de jugar, tirándose más hacia delante, buscando la red, donde dejó algunas voleas fantásticas, en las que le quita la fuerza a la pelota para dejarla muerta, pero su tono general siguió siendo bajo.

La batalla se mantuvo en todo momento porque Millman nunca dejó de creer y porque a Federer su derecha le siguió fallando. Ni con un set de ventaja fue feliz Federer. Ni con un set de desventaja cambió de actitud Millman. Lo mismo: juego rápido, pocos errores y que Federer no lo viera claro. Y no lo veía, no. Se llevó el australiano la cuarta manga y el subidón le duró todavía un poco más, con una ruptura de ventaja en el siguiente set, que era el último, el definitivo. Algo tenía que cambiar Federer, que dio toda una clase de cómo superar un día malo o de cómo encontrar soluciones a un oponente que te tiene tomada la medida. Buscó más el revés cortado, trató de buscar un cambio, aumentó la agresividad el suizo: todo o nada. La derecha le empezó a funcionar algo y equilibró de nuevo el choque. ¿Era el golpe definitivo empatar el break? Pues tampoco. A tirones siguió el suizo (dos pelotas de ruptura salvadas, dos dobles faltas en el mismo juego) y Millman, pese a tener algún error más, siguió compitiendo con mucha bravura. Defendió el australiano dos veces su saque al límite, con 5-4 y 6-5 abajo, y el duelo llegó a un supertiebreak.

Como reflejo del partido, el desempate final empezó con una derecha fuera de Federer, otro error no forzado más. Y el australiano llegó a ponerse 3-0. De nuevo acorralado el helvético. y 5-2 poco después, con un saque directo de Millman, que estuvo cerca de llevarse el siguiente punto con servicio de su rival: se tuvo que inventar Federer dos bolas a bote pronto espectaculares. 5-4. El espectáculo lo dio justo después el “aussie” martilleando con el revés al número tres del mundo y finalizando en la red. 6-4. Un passing en carrera llevó a Millman al 7-4. Federer voleó con poca convicción y lo pagó. Otro passing puso el 8-4. Ya lo tenía el jugador local. Eran sólo dos puntos, poco o nada, depende. Fueron un mundo para él. Federer fue algo conservador en los primeros, jugando con la presión de su rival, metiendo mucha pelota dentro. Se le fueron dos derechas largas al australiano, más un revés ganador del suizo, más un par de servicios... En un momento se pasó el 8-4 al 8-9. Casi sin saber cómo, Roger tenía punto de partido. Y Millman tuvo la oportunidad de ganarlo en una pelota corta, pero no acertó en la dirección, la adivinó el helvético, el juego siguió y el número tres del mundo sobrevivió.

En otros resultados de la jornada, la sorpresa fue la derrota del griego Tsitsipas, eso sí, ante un tenista siempre peligroso como Raonic. El canadiense tiene un saque temible, de los mejores del circuito, y cuando le funciona es difícil desactivarlo. Ofrece mucho más además de su servicio. Venció por 7-5, 6-4 y 7-6 (7/2) y eliminó al semifinalista del año pasado y campeón de la Copa Masters. “Limpia” un poco el camino a Djokovic, que no tuvo problemas para alcanzar los octavos ante el japonés Nishioka (6-3, 6-2 y 6-2). Por otro lado, Roberto Bautista sucumbió en una batalla de más de cuatro horas contra el croata Marin Cilic (6-7 [3/7], 6-4, 6-0, 5-7 y 6-3).