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Atlético de Madrid

Muere Radomir Antic

El técnico serbio, que dirigió al Atlético del “doblete”, tenía 71 años y ha fallecido después de una larga enfermedad

Radomir Antic (Zitiste, -Serbia- 1948) ha fallecido con 71 años después de pelear durante meses contra una pancreatitis. El técnico serbio se va sin la despedida que hubieran deseado todos los aficionados del Atlético. El “Radomir, te quiero” que desde hace 25 años se escucha en la casa del equipo rojiblanco no podrá volver a escucharse probablemente hasta la próxima temporada.

Pero el grito que recuerda a “Rado” seguirá escuchándose hasta la eternidad. Porque Antic forma con Luis Aragonés y Diego Simeone el trío de leyendas que han habitado el banquillo rojiblanco. No tardó mucho en ganarse el cariño de su afición. En su primer año como entrenador del Atlético ganó el doblete, una hazaña que lo marcó para siempre.

Era la temporada 95/96, se cumplirán 25 años el próximo año, y a Radomir no le pesó su pasado madridista. Había llegado al Bernabéu para sustituir a Alfredo Di Stéfano, solución de emergencia después de la destitución de Toshack. Consiguió que Butragueño fuera “Pichichi” y convirtió a Fernando Hierro en un centrocampista goleador.

Pero hizo más cosas. Revivió a un equipo derrotado y al año siguiente comenzó la temporada arrollando. Sólo lo frenó el presidente del club, Ramón Mendoza, que lo destituyó al final de la primera vuelta cuando era líder y llevaba tres puntos de ventaja al Barcelona. Mendoza había contratado ya a Beenhakker para rememomar la época más gloriosa de la Quinta del Buitre. El holandés había dirigido al equipo en tres de las cinco ligas que ganó de manera consecutiva.

Mendoza esperaba un tropiezo de Antic que no llegó y mientras tanto tenía a Beenhakker aparcado como director deportivo. Al final de la primera vuelta, con la excusa de que el juego del equipo no era atractivo, invirtió las funciones de los dos técnicos. Beenhakker pasó a dirigir al primer equipo y Antic, al puesto de director deportivo. Aquella Liga fue la primera que el Madrid perdió en Tenerife.

Quizá ser una víctima del madridismo le allanó el camino ante la afición rojiblanca, que le perdonó incluso ser el entrenador que dirigía al equipo cuando bajó a Segunda. Fue en su segundo regreso al Atlético y, aunque las estadísticas digan que fue Fernando Zambrano el que dirigió al equipo hacia el descenso, sólo lo entrenó durante un partido. El primero, en el que sustituyó a Sacchi con una breve etapa intermedia de Carlos Aguiar, había terminado con una derrota en la final de Copa contra el Valencia en La Cartuja.

Aquella final la había transformado Jesús Gil en un “casting” para elegir al entrenador de la siguiente temporada. Antic, sentado en el banquillo del Atlético, y Ranieri, en el del Valencia, eran los dos candidatos. Ganó el Valencia y Ranieri comenzó la temporada siguiente como entrenador del Atlético. Hasta que Antic ocupó su puesto.

Antic completó su trayectoria como entrenador en el banquillo del Barcelona tras ocupar el puesto del despedido Van Gaal. Un paso fugaz en una época de transición. Un récord, también, que nadie ha igualado, el de dirigir a los tres grandes.

Antes que entrenador Radomir fue un excepcional futbolista. Un líbero de finales de los 70 y principios de los 80. Jugó dos temporadas en el Zaragoza antes de marcharse al Luton Town, donde se retiró. Y en el Zaragoza también comenzó su carrera como técnico en España, aunque no sin problemas.

A pesar de haber dirigido al Partizán, el equipo de su vida en Serbia, su título no estaba homologado para dirigir en España. Tuvo la suerte de llegar al Zaragoza al tiempo que Cruyff se hacía cargo del Barcelona. Johan no había pasado por ninguna escuela de entrenadores, pero en Holanda se le reconocía el título. A pesar de la oposición del Colegio de Entrenadores, Cruyff y Antic pudieron entrenar.

Radomir se hizo grande como entrenador en España y aquí se quedó. Dirigió, además, al Oviedo en dos periodos, y al Celta, el último club al que dirigió en España en 2004. Después se hizo cargo de la selección serbia y entrenó a dos equipos chinos antes de abandonar los banquillos.

Pero su sitio estaba en España, donde disfrutaba de las corridas de toros y donde continuó su carrera como comentarista en radio y prensa a pesar de su peculiar forma de hablar el español. Su manera de mandar abrazos, “un bratzo” se hizo su seña de identidad. “Un bratzo", Radomir.