Real Madrid
El artículo de Inda: Ni árbitros, ni leches, ¡los mejores!
"Analizando uno a uno cada penalti pitado al Real Madrid, hay que concluir que todos son indiscutibles"
Hubo un tiempo, tal que una década larga, muy larga, en la que al Barça no le pitaban prácticamente penaltis en contra y sí muchos más a favor que al Real Madrid. Una eterna década en la que se expulsaba a jugadores rivales por faltas inexistentes (véase Pepe en las semis de Champions de 2011) o en el minuto 28 por una doble amonestación (el interista Thiago Motta en semis también pero de 2010). Años en los que, en caso de duda, siempre se pitaba a favor de los de azul y grana. Sin olvidar escándalos tan cantosos como el arbitraje de Ovrebo en el Chelsea-Barça de 2009, en el que sólo se comió cuatro penaltis favorables a los londinenses, o el de Aytekin obrando el milagro de la victoria culé en tiempo de descuento de los octavos de la Copa de Europa de 2017 frente a un PSG que le había metido un elocuente 4-0 en la ida.
Que Piqué se queje de que los árbitros favorecen al Real Madrid es como si Luis Roldán le monta un pollo de padre y muy señor mío a un ciudadano al que ve robando una bolsa de patatas fritas en el supermercado, o como si Jordi Pujol nos da una clase magistral sobre ética en la vida pública. Un ejercicio de cinismo y jetismo infinito. Vayamos a esos insobornables datos que ponen siempre a cada quisqui en su sitio. Cuando se produjo el parón de la Liga el 9 de marzo por culpa del maldito coronavirus, los trencillas no debían haber favorecido mucho al Real Madrid porque iba segundo a dos puntos del equipo de Quique Setién (56 puntos por 58 de su eterno rival). Los dos clubes se habían ido turnando en el liderato, lo cual demostraba, más allá de toda duda razonable, que la igualdad era el común denominador de esta temporada.
Es más, si a alguien se había perjudicado era a los de Zidane, que vieron impotentes cómo Hernández y Hernández se comía dos penas máximas a Varane en el Clásico del Camp Nou que hasta un astronauta hubiera visto desde su nave espacial. El problema venía de atrás, de enero concretamente, de cuando la Junta Directiva barcelonista se cargó a Ernesto Valverde tras el fiasco de la Supercopa (eso sí, con el equipo líder en la Liga) y en lugar de buscar un supermíster de sustituto pusieron a un Quique Setién que salió con el rabo entre las piernas del Betis y de la Unión Deportiva Las Palmas. Un fracasado para entrenar a uno de los tres mejores equipos del mundo. De locos. Olvidaron que tipos como Messi, Suárez, Griezmann o Piqué miran despectivamente a un entrenador sin galones o que, al menos, no ha sido futbolísticamente tan importante como ellos. A un grande no lo puede entrenar cualquiera. Ésa es la explicación del gigantesco gatillazo barcelonista en la nueva normalidad.
A más, a más, analizando uno a uno cada penalti pitado al Real Madrid, hay que concluir que todos son indiscutibles. Sólo tengo dudas de esa más que posible mano de Benzema en su gol contra la Real Sociedad. Dicho todo lo cual, vayamos a lo esencial: la cantidad de puntos que separa a los dos eternos rivales certifica que uno lo ha hecho muy bien y el otro muy mal. No hay más. No estaría de más que Piqué y cía dejen de llorar como niños lo que no han sabido defender como hombres.
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