Vuelta a España. Valverde se queda con las ganas

Alejandro Valverde vive una temporada extraña. Como todo el mundo, pero él un poco más. Porque más extraño que el confinamiento y la pandemia es que Alejandro vaya a acabar la temporada sin victorias. Algo que no le sucedía desde el año de su debut como profesional, en 2002. En el medio, sólo otras dos temporadas en blanco, las de la sanción en 2011 y 2012.

«Llevo 128 victorias y tener 129 no me va a cambiar la vida», reconocía en el primer día de descanso de la carrera. Pero Valverde la busca. Para eso trabajó todo el día su equipo. Movistar se esforzó por acabar con la fuga y no paró hasta que engulló al último superviviente, el persistente Remi Cavagna.

Tenían más ganas sus compañeros que él de que lograra una victoria. «Viendo que llegaríamos al sprint, hemos intentado aprovechar la oportunidad con Alejandro. Él me decía: “¡Esprinta tú, esprinta tú!”, pero pienso que, por un lado, él se ha ganado los galones de intentarlo, porque ha ganado aquí, en China y en cualquier lado, y por otro lado, yo tenía bastante con poder ayudarle», confesaba su amigo Rojas en la meta.

Pero las fuerzas se acabaron antes de tiempo, no le quedaban corredores para controlar el esprint y Alejandro se vio solo en cabeza demasiado pronto. Cuando vio la llegada de Magnus Cort por su derecha dejó de dar pedales. No merecía la pena.

Ganó Magnus Cort, pero nadie sacó más provecho a la etapa que Roglic. El líder se metió en el esprint –el grupo era reducido y los riesgos, también– y fue segundo en la meta. Seis segundos menos para su cuenta. Seis segundos más que deben remontar Carapaz y Carthy en La Covatilla.