Fútbol
Pedri, de una prueba fallida con el Real Madrid al primer equipo del Barcelona con 17 años
Jonatan Vega González es el hombre que lo llevó a Las Palmas. Le hablaron de «un mediapuntita muy habilidoso» y se fue a verlo. En tres años ha pasado del Juventud Laguna al Barcelona
«Me habían dicho que en el Juventud Laguna había un mediapuntita muy habilidoso y que su fútbol no estaba relacionado con su edad: la forma de entender el juego, de ordenar el espacio, de perfilarse, el nivel técnico y táctico, el nivel de competitividad», explica Jonatan Vega González, coordinador de captación de la Unión Deportiva Las Palmas en la provincia de Tenerife. Aquel mediapuntita era Pedri y aquel aviso se convirtió en el primer paso para que el chico cambiara de isla y acabara jugando en la Unión Deportiva Las Palmas.
«Era abusivo. Todavía le quedaba madurar algunas cositas, mejorarlas obviamente, entonces tenía 14 años, pero ya en la etapa de cadete de segundo año desde el primer partido vimos que estaba a un nivel muy superior al resto», confiesa Jonatan. «Cuidado, que aquí hay un buen futbolista», dijo a sus superiores, Tonono Rodríguez, director de la cantera, y Roberto Arocha, el coordinador. «Lo veías en cadete y ya dominaba perfectamente los perfiles, pierna izquierda o pierna derecha, daba igual adónde se la dieses, la velocidad de ejecución que tenía en los gestos era altísima, te ofrecía cambios de ritmo, entiende el juego, lo conoce bien. Y al final la suya ha sido una carrera ilógica, porque no es normal que con 17 años veas un jugador tan hecho», explica Jonatan.
«En él encuentras una madurez impropia de su edad. Cuando tiene el balón tú notas que el balón está seguro. Son 17 años biológicos, pero el fútbol también tiene un componente muy grande a nivel conductual y cognitivo y esa cabecita funciona con mucha madurez, con mucha tranquilidad. Es tranquilo, muy calmadito, que vacila también, por la edad que tiene, pero no es de esos chicos disparatados, es un chico con un temple muy bueno, con un saber estar, que no se mete en líos, y esa madurez es la que transfiere al terreno de juego. Porque si no eres maduro, ¿cómo vas a estar tranquilo jugando?», asegura Vega González.
Una apreciación que confirma el seleccionador sub'21, Luis de la Fuente. «Me sorprende la gran madurez que tiene para su juventud. Lo demuestra fuera del campo y lo traslada al campo con su actitud», reconoce.
Para lograr esa madurez han sido muy importantes su familia, que lo mantiene con los pies en el suelo, y el trabajo de la Unión Deportiva en la Casa Amarilla, la residencia donde aloja a sus jugadores más jóvenes de fuera de la isla. «Te das cuenta de la solidez que tenía el entorno, no es una residencia sino una casa, un chalé que tenemos, que es muy grande, los chicos duermen en habitaciones de cuatro, hay una chica que hace como madre de ellos, les hace la comida, les dice lo que tienen que recoger, si hace falta les echa una bronca. Es como una pequeña familia de 20 o 22 personas que están allí siempre», explica Jonatan. Pero antes de llegar a la Casa Amarilla estaban sus padres. «Todas esas situaciones hay que gestionarlas y a una familia desestructurada o que no tenga los pies en el suelo quizás esta situación se le puede ir un poco de las manos. Y para nada, tiene una familia muy trabajadora, muy humilde y que han sabido gestionar el éxito», añade Vega González.
El camino de Pedri pudo torcerse cuando apareció el Real Madrid en su camino. Las Palmas lo seguía ya desde hacía tiempo, pero la política del club es no fichar jugadores de fuera antes de cadete de segundo año. «El chico se desplazó a Madrid a hacer una semana de prueba con los cadetes del Real Madrid. La fortuna para nosotros es que el director de la cantera del club, que en ese momento era Víctor Fernández, se encontraba de viaje y le cuadró un temporal en Madrid con lluvia, nieve... Pudo hacer pocas sesiones y le dijeron que ya le avisarían», cuenta Jonatan.
El Real Madrid no volvió a llamar a Pedri y su rendimiento se resintió, como si hubiera perdido la ilusión. La llamada de Las Palmas renovó su alegría. El club canario se lo quiso llevar en diciembre, pero tuvo que esperar a que acabara el curso escolar por decisión de los padres. Llegó a Las Palmas con 15 años y el ascenso fue inmediato. Comenzó en el juvenil B, pero no tardó en subir al equipo de División de Honor. La confirmación de su calidad llegó en la Copa del Rey de juveniles, en un partido contra el Atlético de Madrid. «Oye, ¿quién es éste? el flaquito éste que pesa seis kilos mojados?», recuerda Jonatan que preguntaba la gente.
«Muchos futbolistas utilizan recursos por embellecer su fútbol y él utiliza los recursos porque la acción lo requiere y es la mejor decisión. La toma de decisiones es buenísima. Todo lo que hace prácticamente tiene un fin en el juego y el fin muchas veces puede ir ligado con lo estético pero normalmente es por lo que requiere la acción», explica Vega González. «En lo que más ha mejorado es en esa toma de decisiones», añade. En cadetes si fallaba se podía permitir repetir en la siguiente jugada; al máximo nivel, ya no. Pero ha seguido aprendiendo, por la observación –le encanta ver fútbol– y por la práctica. Y por personas como Roberto Arocha, coordinador de cantera de Las Palmas. «Ha sido un poco esa figura que le ha mantenido con el cable a tierra», dice Jonatan.
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