MotoGP
Las claves del éxito de Suzuki
Nacida como fábrica de telares, la marca japonesa vuelve a lo más alto con Joan Mir. Presumen de un presupuesto ajustado y un talante familiar
Muchos de los trabajadores de Suzuki jamás han pisado un circuito, pero disfrutaron y fueron felices con el Mundial de Joan Mir en Valencia. Se sienten parte de lo conseguido, porque la empresa busca que así sea. Es la gran familia azul, desde el piloto ganador hasta el que ensambla las piezas de las motos y coches de calle. Todo en Suzuki es artesanal, y no es de ahora, porque lo confirmaba esta semana Kevin Schwantz, piloto de la marca en las décadas de los ochenta y los noventa del siglo pasado, y que por sus venas, como él mismo reconoce, corre sangre de color azul.
Suzuki no tiene el gran presupuesto de los otros gigantes japoneses de MotoGP: Yamaha y Honda no reparan en gastos y quizá por eso se han deshumanizado un poco. Los de Hamamatsu podrían, seguramente, invertir más, pero no lo hacen. Hay una partida razonable dedicada al equipo de competición y de ahí no se mueven. Prefieren que menos sea más y el tiempo les ha dado la razón. «Estamos viviendo algo que no nos tocaba, pero lo disfrutamos», reconocía en las cámaras de DAZN Alberto Gómez, el jefe de comunicación. No era su momento, aunque visto de otro modo sí lo ha sido, porque estaban en el lugar adecuado cuando la pandemia y la lesión de Márquez cambiaron el decorado.
Y justo cuando la compañía cumple 100 años desde que amplió su fabricación a motos, coches, motores fueraborda y vehículos todoterreno. Fue un 15 de marzo de 1920. Antes, en 1909, Michio Suzuki lo que fundó fue una fábrica de telares, por ser Hamamatsu, en la prefectura de Shizuoka, una zona muy rica en algodón.
La filosofía del fundador se ha pretendido mantener hasta la actualidad y se basa en un carácter muy familiar que busca la armonía de todos sus elementos. Lo corroboran los pilotos actuales. «Es una mezcla muy buena entre el carácter tranquilo japonés y la pasión italiana», reconocía en DAZN Álex Rins. La parte italiana a la que se refiere es principalmente David Brivio, el «team manager», que en 2014 andaba por los circuitos vestido de paisano, sin pegatinas en su ropa, porque su último proyecto había terminado y estaba a la espera de otro nuevo.
Y entonces apareció Suzuki para pedirle que fuese su guía en el regreso al Mundial. «No tenían ni los camiones que habían utilizado en la etapa previa. No había nada y voy yo y les hablo de ganar el campeonato algún día. Me tomaron por loco o por un romántico», cuenta Davide, que fue decisivo en la evolución en el campeonato de un tal Valentino Rossi. Si algo ha tenido Brivio desde que en 2015 se puso al frente de Suzuki ha sido buen ojo con los fichajes. Buscaba pilotos con talento, pero que no hubieran explotado todavía ni estuvieran bajo el mando de las grandes marcas.
Apostó por Maverick Viñales, que debutó de azul en MotoGP. Y en su segunda temporada, en Silverstone 2016, les dio la primera victoria en esta nueva etapa. Su buen papel lo catapultó a Yamaha, donde ahora sufre y tiene que morderse la lengua para no decir que quizá se arrepiente de haber dado ese paso.
Por Suzuki ha pasado Aleix Espargaró, que sólo tiene buenas palabras, por mucho que la realidad es que no le renovaron el contrato en su momento. Iannone también creció con ellos hasta que la dupla española Mir-Rins les ha llevado a lo más alto. «Cuando tienes problemas o haces un error, no te presionan y te mandan hacia abajo, sino que te levantan», explicaba Mir sobre cómo se trabaja dentro del equipo. Nada que ver con otras grandes escuderías, en las que todo es presión.
Ganar lo puede todo y ahora resulta que la modesta Suzuki es la mejor moto de la parrilla. Mantiene en su ADN la facilidad para el cambio de dirección y es eficaz a la salida de las curvas. Rossi, que de esto sabe un poco, fue muy claro tras el desastre de Valencia. «La referencia es Suzuki, ellos sí han sabido hacer una moto que saque partido a estos neumáticos, el resto, no», decía Vale.
Como todo es redondo para Suzuki ahora mismo, se cumplen 60 años del debut de la marca en la competición. Donde su primer piloto fue Ernst Degner, un ingeniero exiliado de la Alemania del Este que aportó su experiencia para crear la primera motocicleta de los de Hamamatsu. El domingo, en mitad de la fiesta, Brivio avisaba de que algunos no podrían celebrar demasiado, porque los camiones tenían que llegar ayer por la tarde a Portimao para la última carrera del año. Ya tienen el Mundial de pilotos y el de equipos, pero les falta el de constructores. El trabajo no está terminado todavía.
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