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Kevin Schwantz, con su histórica Suzuki número 34

La Suzuki de Mir me recuerda a la de mi título de 1993

El mítico «34» dice que la madurez de Mir a los 23 años es «para quitarse el sombrero» y que la ausencia de Márquez no resta valor a este campeonato

Decía Joan Mir el viernes en Valencia que algún día le gustaría ser un icono para Suzuki, como lo es Kevin Schwantz. Pues bien, aquí está el mítico número «34», a sus 56 años, directamente desde Texas, feliz ante la posibilidad de que el piloto español se corone hoy en MotoGP con la marca de Hamamatsu, como el texano hizo en 1993.

–¿Qué siente al ver a Suzuki tan cerca del título?

–Me encanta lo bien que funciona esta moto. Ha tenido algunos problemas en clasificación, pero en carrera siempre ha sido de las mejores. Esta Suzuki me recuerda mucho a la que yo piloté en mi título del 93. Siempre con una gran puesta a punto que, si no haces tonterías al comienzo de la carrera, te permite ir recuperando posiciones y llegar a la cabeza al final. La consistencia de la moto del 93 es la que veo ahora.

–¿Qué destaca de la Suzuki?

–La clave está en las curvas, y no en la entrada, sino en la salida del giro. Siempre fue una característica de Suzuki la facilidad con la que te permitía cambiar de dirección. Un amigo me decía el otro día: «¡guau!, esta moto va genial», y yo dije: «sí, me encantaría poder pilotar una»... y luego pensé, no mejor no.

–¿Echa de menos competir ahora que su equipo gana?

–No no. MotoGP es un trabajo para chicos jóvenes, no para mí. Me siento muy feliz cuando veo a mi equipo hacerlo tan bien, con las dos Suzuki arriba del todo y peleando por el título. Rins hizo algunos errores al principio, pero ahora ha conseguido darle la vuelta y remontar. Hasta mecánicamente están siendo muy fiables, que es algo que siempre estuvo en el ADN de la marca.

¿Cómo es la fábrica Suzuki?

–Se trata de una factoría pequeña, con una cultura muy especial. Desde el máximo responsable hasta el último trabajador de la compañía estarán, seguro, pendientes de las carreras. Y la fabricación, desde las motos a los coches, es muy artesanal. Davide Brivio (team manager) ha hecho un trabajo estupendo y Sahara San, el líder del proyecto, sabe lo que hace falta para ganar.

–Hábleme de Joan Mir.

–La astucia y madurez que ha mostrado son para quitarse el sombrero. Ser campeón a los 23, tras sólo dos años en MotoGP, es increíble y tiene toda mi admiración. Mi filosofía siempre fue que no hay que perder tiempo con las categorías pequeñas. Cuanto antes subas, mejor, y si te dan la oportunidad hay que ir a por ella. Y eso fue lo que hizo Joan.

¿Qué va a sentir si gana Suzuki el título?

– Mi sangre no es roja, en realidad es del color azul de Suzuki, así que estaré orgulloso de todo el equipo, no sólo de los que están en el circuito, también de los que están trabajando en la fábrica para que todo esté perfecto.

–Quartararo parecía el gran favorito al principio...

–Cuando vi la primera carrera de Jerez, pensé que esto iba a ser muy aburrido. Pero al no estar Marc todo el mundo se dio cuenta de que tenía una oportunidad real de ganar.

¿Y qué le ha pasado a Fabio?

–No sé realmente la causa del bajón. Se ha encontrado con mucha presión sobre sus hombros y no ha sido capaz de manejarla. Por eso es especial lo que está haciendo Mir, que no se pone nervioso si su compañero está delante en carrera. El otro día tenía la velocidad para ganar, pero prefirió esperar detrás de Rins y no hacer ninguna tontería. Esto yo, como piloto, lo valoro mucho.

–¿Quita algún mérito al campeón que no esté Márquez?

–La única razón por la que Marc no está en pista es porque cometió un error. Y los errores, a lo largo de una temporada, te cuestan puntos y, en ocasiones, lesiones graves. Así que su ausencia no es culpa de nadie más y no le quita valor al campeonato.

–¿Marc es el piloto actual más parecido a los de antes?

–Absolutamente. Mi opinión es que siempre que ganes una carrera tienes que intentar doblar a todos los rivales posibles. Me preguntaban por qué seguía apretando si ya tenía cinco segundos de ventaja, pues porque lo necesitaba. Y creo que Márquez tiene esa mentalidad. Su velocidad es brutal y he visto sus salvadas, son increíbles.

–Su lesión es grave.

–Es el peor momento para un piloto. Cuando pilotaba, incluso sin estar bien del todo físicamente, lo único que quería era volver a subirme a la moto, porque la mente debe mantener la costumbre de ir a 300 kilómetros por hora. La parte alta del brazo es complicada. Nunca me lo rompí, pero me fracturé otros huesos y no es precisamente divertido.

–¿Y Valentino Rossi?

–Creo que si Yamaha no hubiera tenido tantos problemas mecánicos, hubiera estado arriba peleando por todo. Quizá no tiene la velocidad de Márquez, pero me sigue sorprendiendo la motivación y el entusiasmo que mantiene. A su edad, igual le apetecería ir a casa y no hacer nada, pero él sigue entrenando con los jóvenes en el rancho. Cuando llevas esto en la sangre es lo que sucede.

–¿Le apetecería ir a Valencia y subirse en la Suzuki?

–Quizá el domingo por la tarde o el lunes, no en la carrera. Extraño la adrenalina y la emoción de la victoria, pero esa fue otra época de mi vida. Ahora no suelo participar en eventos, porque muchos se empeñan en adelantar a Kevin Schwantz y llega a ser peligroso. Hoy en día lo que más hago es pescar. Sí uso mi moto de trial, soy muy fan de Adam Raga.