¿Y si alguien lee esta historia y hasta le interesa?

No recuerdo mayor baño de realidad que aquel que te estallaba en la cara cuando venía a casa el amigo futbolero de tu hermano pequeño y se enteraba de tu profesión. «¡Hombre, periodista deportivo! Mi ídolo es ’'fulanito’', que dice las verdades y les para los pies a los barcelonistas en las tertulias. Es el mejor, y del Madrid, ¡como debe ser!».

Tampoco esperabas que te dijera que había leído algún reportaje tuyo, pero ante el monólogo, te recomponías, inventabas que tenías prisa y te marchabas a trabajar. Ese día escribías convencido de que lo hacías para el vacío, que nadie iba a leer esa historia que habías hecho hablando con el protagonista y contando lo que le había sucedido.

En el lado contrario estaba la frase de Julián García Candau, que cuando metías la pata en un dato te recordaba que siempre hay un lector en Murcia o Albacete que se va a dar cuenta y te va a mandar una carta para ponerte colorado. Ahí decías, ostras, hay alguien al otro lado y quizá le interese, y entonces te ilusionabas con el siguiente texto. Como los dos que leyó palabra por palabra el jueves pasado el narrador televisivo del Navalcarnero-Granada de Copa.

El locutor enriqueció sus comentarios con las historias publicadas en dos periódicos de tirada nacional sobre cosas curiosas del Naval y de sus futbolistas. No citó la fuente, una lástima, y muy mal hecho, compañero, pero los que lo escribieron saben que leía sus textos, que le interesaron y le aportaron cosas que no sabía, como al señor de Yecla que te pillaba la errata, se cabreaba y te decía que a quién se le ocurre escribir eso. Vamos, lo de ahora en Twitter, pero sin insultos.