Orgullo 2022
¿Por qué nadie en el fútbol español sale del armario?: este es el único caso y tuvo que retirarse
Mientras fuera de nuestras fronteras, futbolistas como Daniels o Cavallo han dado un paso de gigantes, en España, ni un solo futbolista ha admitido públicamente ser homosexual. Solo un árbitro confesó ser gay y tuvo que retirarse
La homosexualidad sigue un tema tabú en el fútbol y los que reconocer ser “gays” lo hacen cuando cuelga las botas como Richarlyson Barbosa ha esperado hasta los 39 años para hablar de su condición sexual sin tapujos. El ex jugador brasileño se declaraba el pasado fin de semana bisexual en unas declaraciones al pódcast “En los armarios del Vestuario”. Sin embargo, fuera de nuestras fronteras se han comenzado a dar los primeros pasos y futbolistas como el inglés Jack Daniels o el australiano Josh Cavallo ha decidido hacerlo cuando aún esta en activo.¿Qué pasa en España?
El pasado año veía la luz la proposición no de ley presentada en el Congreso por el PSOE con el fin de poner fin comportamientos contrarios a la libertad sexual especialmente en el fútbol, donde la homosexualidad sigue siendo un tema tabú. En esta iniciativa, el PSOE proponía la suspensión durante 5 minutos de la competición cuando se produzcan “actos intolerables contra la comunidad LGTBI, racismo o violencia contra las mujeres”. Asimismo, prevé cursos para formar al personal directivo, técnico y deportivo en el respeto a la diversidad en general y a la realidad de las personas LGTBI en particular. Pero el Partido Socialista iba más allá y se atrevía a cifrar el número exacto de futbolistas gays que juegan en nuestra Liga. En la proposición se indica que en el mundo del fútbol habría algo más de 42.000 jugadores LGTBI federados de los cuales “142 lo harían como profesionales”. Un dato que resulta cuanto menos curioso si tenemos en cuenta en la historia del fútbol español, no existe ni un solo caso de una jugador profesional que haya declarado abiertamente su homosexualidad.
Una confesión casi imposible
Pero ¿Qué impide a los futbolistas hacer pública su orientación sexual? Oscuras cláusulas en sus contratos, el temor a la pérdida de patrocinios, la presión de los propios clubes y una grada en la que los insultos homófobos son casi tan habituales como cantar un gol, hacen casi imposible que un futbolista se declare gay.
Los seguidores del deporte rey han crecido en unas gradas en las que los cánticos de “maricón” dedicados a Michel o Guti o “Sal del armario, Cañete, sal del armario” eran tan “normales” durante un partido como corear el himno de tu club. A lo largo de la historia del fútbol patrio, hemos visto como se cuestionaba la sexualidad de grandes estrellas como Pep Guardiola, Gerard Piqué y más recientemente Cristiano Ronaldo, a quien una foto en 2015 con el boxeador Badr Hari o su actitud cariñosa con un amigo en un barco en Saint Tropez colocaron en la picota. No en vano, el Observatorio Español contra la Lgbtfobia denunció en varias ocasiones los insultos homófobos hacia el astro portugués ante la Comisión Estatal contra la Violencia en el Deporte. Una de ellas, en 2016, contra el Fútbol Club Barcelona por los gritos de “Cristiano maricón” proferidos por la afición durante el minuto de silencio en memoria de Johan Cruyff.
Aunque se ha avanzado mucho en los derechos del colectivo LGBI, lo cierto es que el armario del fútbol permanece sellado por miedo las consecuencias. Esta misma semana hemos visto como el francés Antoine Griezmann hacía un guiño al colectivo tiñendo su pelo con la bandera arcoíris y era víctima de un sinfín de ataques homófobos.
También pesa mucho en la memoria el caso de Justin Fashanu, cuya vida cambió drásticamente, tras ser el primer jugador en anunciar su homosexualidad en la portada del periódico “The Sun” en 1990. Justin se enfrentó al rechazo total de sus compañeros de equipo; tuvo que escuchar insultos por parte de la grada, dejó de recibir ofertas de los clubes e incluso fue acusado de abuso sexual. Unas consecuencias que el jugador no pudo soportar y optó por quitarse la vida.
El árbitro valiente
En el fútbol español tan solo existe el caso de un valiente y se dio en el estamento arbitral. En abril de 2016, Jesús Tomillero, que por entonces tenía 21 años, decidió dar un paso al frente y hacer publica su homosexualidad. Una confesión que le saldría muy cara. Un mes después, harto de insultos, humillaciones y amenazas, decidió dejar el arbitraje.
El sábado 7 de mayo de 2016, el colegiado arbitraba el encuentro Portuense - San Fernando Isleño (en el Puerto de Santa María). En el minuto 47 señaló un claro penalti y desde la grada no tardaron en llegar los insultos, las mofas y el escarnio: “¡Ese es el maricón que sale por la tele!” “¡Te vas a meter el gol por el culo, maricón de mierda!” se escuchó desde una grada blindada por el anonimato. Tomillero no pudo aguantar más y el lunes siguiente acudió a la Real Federación Andaluza de Fútbol para anunciar su retirada. Empezó a arbitrar cuando solo tenía 11 años y jamás se imaginaba un final tan triste. A pesar de ello, afirmó que no se arrepentía de su decisión y que esperaba que abriera el camino a otros. Poco después de su retirada dirigiría en Zamora un partido de fútbol contra la homofobia y las vejaciones en el deporte.
¿Qué dicen las normas?
A tenor de los datos, parece claro que hay que tomar cartas en el asunto sin embargo, la proposición presentada el pasado año por el Partido Socialista no es nueva.
El 12 de julio de 2007 el BOE publicaba la “Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte” que, en su capítulo segundo, artículo 6 especifica que queda prohibido “introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o grupo de ellas sea amenazada, insultada o vejada por razón de su origen racial o étnico, su religión o convicciones, su discapacidad, edad, sexo o la orientación sexual”.
En 2015, la Comisión Directiva del Consejo Superior de Deportes aprobó una nueva normativa de la Federación Española de Fútbol “para prevenir y sancionar la violencia en el fútbol” y acabar con la xenofobia y la homofobia, que ya planteaba el cierre parcial de los estadios.
Tanto la Liga como la Federación han reconocido, en numerosas ocasiones, que cada temporada se registran cientos denuncias por comportamientos contra la libertad sexual en los estadios pero la realidad es que, a día de hoy, solo se ha suspendido un partido en España y no fue por insultos homófobos. Ocurrió en el Rayo Vallecano - Albacete de la temporada 2019/2020, cuando el colegiado José Luis López Toca paró el encuentro antes de finalizar el primer tiempo por los gritos de “nazi” hacia Roman Zozulya, que por aquel entonces militaba en el Albacete y cuyo fichaje por el club vallecano ya fue frenado con anterioridad por la presión de los ultras. Ninguno ha sido suspendido por gritar “maricón” a un jugador.
Porencima de cualquier norma, actitudes como las como el inglés Jack Daniels o el australiano Josh Cavallo son realmente la llave para abrir un armario que hoy por hoy, sigue cerrado a cal y canto.
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