La opinión de Josep Pedrerol sobre la visita de Messi: "Una foto borrosa..."

"Messi no tiene que volver al Camp Nou a escondidas y con una foto borrosa", decía Pedrerol en referencia a la reciente visita del argentino al estadio en plena remodelación. "La imagen es bonita, sí. Me gusta mucho la foto. Pero cuando te enteras de cómo ha sido, de que entra casi de incógnito, sin poder saludar, sin poder mostrarse… ahí es cuando algo no encaja".

El comentario no se queda en la estética de la foto: abre una herida que en Barcelona nunca terminó de cerrar. Porque detrás de esa instantánea hay un mensaje incómodo: Messi sigue sin tener el lugar que merece en el club donde se convirtió en leyenda. Para Pedrerol, la vuelta de Messi al que fue su hogar durante más de veinte años no puede ser un episodio discreto, improvisado, semiclandestino, casi como si hubiera que ocultarlo para evitar tensiones. No puede ser una visita captada al vuelo, filtrada en redes y tratada como anécdota viral. Messi no es un turista que pasa a hacerse una foto. Messi es el Barça. Es historia viva, la página más brillante, la era más irrepetible. Su regreso, aunque fuese por unas horas, debería haber sido institucional, visible, celebrado. No bajo un clima de silencio, ni de miradas hacia otro lado, ni de "mejor que no se note demasiado".

La foto es emotiva, sí, pero el contexto le roba dignidad. Messi merece entrar por la puerta grande, con el club esperándole, con el estadio deteniéndose, con la afición aplaudiendo, no con la sensación de que aún hay cuentas pendientes, reproches soterrados o egos en juego. Y ahí está la polémica: ¿por qué Messi parece todavía una figura incómoda dentro del Barça? ¿Por qué su presencia sigue pareciendo un tema delicado, cuando debería ser motivo de orgullo absoluto? La sombra de su salida, la gestión de la directiva anterior, las palabras cruzadas, la política interna… todo sigue ahí, latente. Pero lo que Pedrerol subraya es sencillo: una leyenda no se esconde. No se recibe por la puerta lateral. No se mira de reojo. A Messi no hay que integrarlo. Hay que reconocerlo. Siempre.Porque si el Camp Nou no es su casa, ¿entonces de quién es?