
Hogar
Adiós a los enchufes convencionales: este es el invento que revoluciona la electricidad doméstica sin necesidad de obra
Una nueva generación de enchufes promete cambiar la forma en que nos conectamos a la electricidad en casa: instalación sin obras, diseño personalizable y funciones inteligentes para reducir el consumo

Reformar la instalación eléctrica de una vivienda en España puede ser tan costoso como una cocina nueva. Según estimaciones del sector, modernizar el cableado y los enchufes de un piso medio puede superar fácilmente los 6.000 euros, especialmente si requiere obra o canalización. Y aunque los hogares se llenan de dispositivos conectados: televisores, routers, altavoces inteligentes, cargadores, aspiradores o sistemas de domótica... los puntos de conexión siguen siendo los mismos que hace décadas.
La solución habitual ha sido tirar de regletas y alargadores, un recurso práctico pero no exento de riesgos. Las regletas concentran demasiada carga eléctrica, se sobrecalientan y, según la Fundación Mapfre, están detrás del 15 % de los incendios domésticos por origen eléctrico.
En ese contexto, un nuevo sistema está llamando la atención en tiendas de bricolaje y plataformas de domótica: los “enchufes de superficie”, una tecnología que promete llevar la electricidad a cualquier rincón de la casa sin necesidad de picar paredes ni modificar la instalación existente.
El nuevo enchufe que adapta la electricidad al hogar
El concepto es tan sencillo como ingenioso. Los enchufes de superficie, también conocidos como surface plugs, se fijan directamente sobre la pared o el rodapié mediante tornillos o adhesivo de alta resistencia. Su diseño compacto oculta un sistema de derivación segura de corriente que se conecta al circuito más próximo, lo que permite instalarlos en minutos sin la ayuda de un electricista profesional.
Fabricados por varias empresas europeas y asiática, estos enchufes incluyen una toma de tierra integrada, lo que garantiza la seguridad incluso en viviendas antiguas. Además, muchos modelos incorporan puertos USB-A y USB-C, interruptores de control individual, e incluso atenuadores de luz que permiten regular la iluminación sin necesidad de lámparas adicionales.
Los acabados también se alejan del blanco plástico tradicional: hay versiones en metal cepillado, madera natural o negro mate, pensadas para integrarse en interiores de diseño contemporáneo.
Una instalación sin obra, pero con garantías
Uno de los atractivos principales de esta tecnología es que no requiere obra. Los modelos más recientes utilizan adhesivos industriales o sistemas magnéticos para fijarse firmemente a la pared sin dañarla. Basta con una conexión al enchufe más próximo mediante un cable plano que se oculta bajo una moldura.
El sistema cumple con las normas europeas de seguridad eléctrica EN 60670 y EN 60884, según datos de los fabricantes. Además, la mayoría incluye protección infantil y contra sobretensiones, lo que reduce el riesgo de accidentes.
Para quienes viven en pisos de alquiler, es una alternativa especialmente atractiva: permite añadir tomas de corriente temporales que se pueden retirar sin dejar marcas.
Más allá del diseño: ahorro y eficiencia
Aunque su instalación no reduce directamente la factura eléctrica, los enchufes de superficie sí facilitan una mejor gestión del consumo. Al distribuir de forma más lógica las tomas, se evita la sobrecarga de regletas y se pueden conectar dispositivos a enchufes con interruptores independientes, lo que permite apagarlos completamente cuando no se usan.
Según Iberdrola, un 10 % del gasto energético doméstico proviene del consumo fantasma, la energía que usan los aparatos en modo espera. Estos nuevos enchufes ayudan a eliminarlo de forma sencilla.
Algunos modelos, además, se integran con asistentes inteligentes como Alexa o Google Home, permitiendo programar encendidos o apagados automáticos y controlar el gasto eléctrico desde el móvil.
Lo que comenzó como una solución práctica para evitar obras podría convertirse en el nuevo estándar del hogar conectado. Expertos en domótica prevén que, en menos de una década, los enchufes tradicionales sean sustituidos por sistemas modulares, inalámbricos y autorregulables, capaces de adaptarse a las necesidades de cada espacio.
Quizá pronto enchufar algo en casa deje de implicar agacharse, buscar una toma y desenredar cables. Las paredes, literalmente, se convertirán en la fuente de energía.
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