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La penúltima guerra de Benítez
El entrenador, que se juega su puesto hoy contra la Real Sociedad, asegura que él y el Madrid son víctimas de una campaña en contra.
Desde Liverpool, con su familia, «tranquilo», dijo ayer, ha vivido Rafa Benítez estas vacaciones de Navidad, que han sido de todo menos tranquilas en el club blanco. Hubo un momento en el que el entrenador estuvo cerca de no volver y ahora mismo no se sabe cómo de largo es su futuro en el banquillo. El límite lo ponen el partido de hoy contra la Real Sociedad y lo que suceda el domingo contra el Valencia en Mestalla. Si se falla, si la imagen no es buena, si el público del Santiago Bernabéu sigue enfadado, nada va a salvar al entrenador. Sólo desde la victoria y con la vuelta del entusiasmo puede construir el técnico algo que se parezca a un proyecto con vistas al futuro. «Sabía que venía a un club tan grande que todo se magnifica. Ya llevo casi 1.400 partidos en los banquillos, conozco este mundo y lo que significa. Las soluciones, cuando las cosas no van tan bien como se quisiera, pasan por concentrarse en el trabajo, ganar el siguiente partido y sentar las bases para ganar muchos más», dijo ayer.
Intenta mantenerse al margen, lo que resulta imposible, porque los rumores saltan a cada día, los periodistas le esperan en el aeropuerto y algunos futbolistas no entienden su trabajo. Desde que llegó al Real Madrid, el entrenador ha ido de guerra en guerra: desde que no dijo que Cristiano era el mejor, hasta la discusión en público con Sergio Ramos; desde los pitos que recibe de la grada hasta la falta de confianza en él que se ha instalado en los cuadros directivos. Ayer apuntó a otros enemigos: «Lo que está claro es que hay una campaña contra Florentino, contra el Real Madrid y contra el entrenador. Todo lo que puede ser criticable se critica y lo que no, se manipula. Llevo mucho tiempo fuera de España y se cuestiona la trayectoria», dijo ayer nada más empezar y repitió después, cada vez que pudo, en su comparecencia frente a los medios. «La campaña está clara y yo tengo que tomar mis decisiones, y la interpretación que haga cada uno depende del interés que tenga en hacer daño. Los intereses del Real Madrid son diferentes a los de muchos medios».
Muchas veces Benítez habla de su pasado en el club blanco, de los campos de tierra, de la Ciudad Deportiva que se situaba donde ahora se levantan las cuatro imponentes torres en la capital de España. Eran otros tiempos, con menos presencia de los medios de comunicación. Iban menos periodistas a los entrenamientos y la cercanía con los jugadores o entrenadores era diaria. Internet no existía o era sólo un asunto de militares. Hoy, cada acto del Real Madrid, cada gesto del entrenador o de sus jugadores es vigilado por cientos de cámaras y es repetido y analizado en muchos programas, retuiteado en Twitter y alcanza a cualquier punto del mundo. Benítez está en el centro de la actualidad desde que llegó, pero su presencia ha aumentado estos días, con la soga del despido merodeando: «He estado de vacaciones y en la prensa inglesa no se refleja lo que se dice en España. Aquí parece que un ‘‘tuit’’ acaba con los cimientos del país. Yo sólo he pensado en cómo se gana a la Real y cómo se conquistan títulos», explica el entrenador.
Cuando llegó, tras ser presentado en el palco, se fue de vacaciones y enseguida el equipo se marchó de gira, donde la presión de los medios es menor en comparación con la de los fans. Pero ya intuyó lo que se le venía encima. Pasados varios meses intentó hacerse una idea de la situación mediática, para saber por dónde venían los disparos. Alguien fuera del club se lo explicó. «Antes de las conferencias de prensa, hablo con nuestro departamento para saber dónde estamos», aseguró ayer. Y ya sabe dónde está y tiene muy claro que es una víctima de una campaña: «Como la manipulación es permanente y la campaña también, mi responsabilidad es tomar decisiones para que el equipo gane y juegue bien. El equipo está bastante mejor de lo que la gente piensa y eso tiene que reflejarse en los partidos. Unas veces pasa y otras no. Por eso tengo que estar pendiente de lo deportivo y no del qué dirán».
Sin Ramos ni Carvajal, en lo deportivo, le mide hoy la Real de Eusebio, un ex barcelonista. Sólo una victoria le dará la razón en su teoría de la campaña. Una derrota, que ni quiere imaginar, le dejará sin enemigos, ni trabajo.
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