Baloncesto
A rueda: El Rubicón de Laso
Piénsenlo bien. El Real Madrid ya tiene más Copas de Europa que Zeljko Obradovic. Este dato resume la magnitud de lo conseguido por el equipo blanco ayer en Belgrado. Porque no hay Final Four sin la presencia del mito serbio y, casi, sin su victoria. Ante tal leyenda, y con un pabellón repleto de camisetas amarillas, sólo podía aparecer la imponente figura del Real Madrid. El de Laso, para ser más exactos. Un equipazo en el que no hay una sola estrella: Doncic, Thompkins, Tavares, Carroll, Rudy o Causeur dijeron aquí estoy yo en varias fases del partido para contener el empuje turco, pero, permítanme, aquí el líder se llama Pablo y se apellida Laso. Ganarle en la pizarra a Obradovic en una Final de la Euroliga es algo así como cruzar el Rubicón de este deporte. Doctorarse en esto del baloncesto de por vida.
Los caminantes blancos
Se jugó a lo que quiso el Madrid: mover la bola, correr y echarle coraje. Y eso sólo se consigue porque los jugadores son gente comprometida, tipos que ponen la misma cara cuando juegan cinco minutos o cuando lo hacen veinte. Gente como Felipe, Llull, Rudy o Carroll. Imprescindibles. ¿Y Doncic? Aunque en la Final no estuvo superlativo, siempre dio la cara. Se la jugó, aunque fallase. Tiene tanta personalidad que será capaz de hacer un mate en la cara de LeBron James la próxima temporada. Le dará igual llevarse un gorro, ya lo verán. Es una pasada de jugador y la va a romper en la NBA. Suerte. Pero en Madrid se quedarán Pablo Laso y sus guerreros. Y el escudo. Diez Copas de Europa ya para el Real Madrid, que se dice pronto.
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