A rueda: Los enemigos de Marc son multitud

El deporte es como la vida: al número uno, al referente, se le intenta derribar de su pedestal. Y a veces no importa el cómo. Lo está comprobando Marc Márquez, que ha generado multitud de enemigos en los últimos tiempos. El primero, el rey depuesto, Valentino Rossi. El italiano, el piloto más importante de la historia y también el más poderoso, convierte cualquier incidente de carrera en la tercera guerra mundial. Como en Argentina, cuando Márquez le tiró y recibió el justo castigo por ello. Así tenía que ser, pero otra cosa es la persecución a la que se está viendo sometido el español. Rossi, perro viejo, está usando toda su influencia para intentar acomodar el Mundial a sus condiciones. Ya no tiene la agresividad de antaño, así que nada mejor que limitar la de sus rivales. Y Dirección de Carrera se ha puesto manos a la obra para sancionar toda maniobra peligrosa, o que lo parezca. Algunos pilotos y ciertos sectores del Mundial ven con buenos ojos endurecer las normas y limitar el «estilo Márquez», pero permanecen en la sombra. A nadie le gustan las dictaduras. Tampoco en el deporte. Otra cosa es que sirva para algo.

Tozuda realidad

A Márquez le dio exactamente igual esa aplicación estricta de las normas que derivó en la sanción de la clasificación. Ganó en Austin con una solvencia aplastante gracias a una gran salida y un ritmo infernal desde la primera vuelta. Es increíble el dominio que tiene Marc de este circuito. Parece el jardín de su casa, conoce al milímetro cada curva, cada bache. Su superioridad es tan grande que a estas alturas muchos se preguntan si hay Mundial, si alguien puede impedir que gane el título. Y la sensación es la misma de los últimos años: Márquez y su Honda forman un tándem (casi) imparable. El casi lo dejamos para los amantes de las conspiraciones.