Este Madrid no acaba de arrancar. El sábado cedió el segundo empate consecutivo en su estadio, ante un recién ascendido, el Levante. Los valencianos fueron un equipo aguerrido y bien ordenado, que pusieron de manifiesto la escasa puntería y la falta de gol de los blancos al menos en estos partidos iniciales del campeonato. Las numerosas rotaciones de Zidane, el técnico madridista, no fueron esta vez tan eficientes como las de la temporada pasada. Preocupante la lesión de Benzema en el minuto 28. Muchos madridistas no entendieron que Mayoral, el sustituto natural del francés, estuviera en la grada. Aunque es verdad que hay una gran plantilla, la realidad es que sí se echan de menos los goles de Cristiano.

Con hambre

El Madrid añora el juego y los goles de su estrella, al que aún le resta un partido de sanción para debutar en esta Liga. Sí estará el próximo miércoles en Champions ante los chipriotas del Apoel y volverá con hambre. Muy buena noticia. Seguro que le dará un gran salto de calidad al equipo en el juego de ataque. Cualquier gran conjunto del mundo se resentiría si le privan de su jugador franquicia, de su referencia, en el fútbol y en el gol durante cinco encuentros. Cristiano tiene en sus manos el próximo Balón de Oro y conquistará su repóker igualando ya a Messi.

Esa sanción

El Madrid necesita a Cristiano ya. Desde luego por sus goles, una máquina. Pero también por la preocupación y el pánico que siembra en las defensas rivales, lo cual sirve también para que sus compañeros lleguen más sueltos y con mayor libertad desde segunda línea. El portugués sigue siendo un futbolista único y sus compañeros y la afición madridista suspiran (suspiramos) por su regreso, tras una sanción de cinco partidos que nos pareció a todos excesiva.