Real Madrid
Un éxito en plural
El vestuario entero ha aportado, pero Cristiano, físicamente perfecto, ha sido más decisivo que nunca. Isco ha dado un salto en la jerarquía y los goles de Ramos dieron vida el equipo.
El vestuario entero ha aportado, pero Cristiano, físicamente perfecto, ha sido más decisivo que nunca. Isco ha dado un salto en la jerarquía y los goles de Ramos dieron vida el equipo.
Se lesionó Casemiro y dio la impresión de que se iba a acabar el mundo. Y no, no sucedió nada. Cayó Modric y alguno pensó que el equipo no iba a jugar como antes. Pero siguió ganando. El Madrid fue asolado por las lesiones y Zidane fue encontrando soluciones a todas las bajas, sin quejarse nunca, al revés, elogiando al grupo que, más que nunca, ha sido decisivo para la consecución del título. Porque este Madrid ha vivido una situación inédita: un vestuario competitivo al máximo, pero a la vez solidario, un grupo con un objetivo y del que nadie se descolgó. Si alguno no tenía los minutos que creía que se merecía, en vez de quejarse, lo que hizo fue pelear más en el siguiente partido. Zidane repitió y repitió que todos iban a ser necesarios para conquistar el título. Y le creyeron, porque era verdad.
Ronaldo
Otras temporadas, Ronaldo llegaba al final desgastado o directamente, lesionado, lo que le impedía rendir a su mejor nivel. Demasiado esfuerzo antes, demasiados minutos porque él no quería cambiarse y ningún entrenador le convencía de lo contrario. Ha coincidido la persuasión de Zidane y el convencimiento del futbolista de que es mejor la calidad que la cantidad. Va a acabar la temporada lejos de sus cifras habituales y sin competir por el Pichichi, como sí había hecho otros años en los que el Madrid no ganaba el título. Sin tantos goles, pero con una Liga, a Cristiano se le ve más satisfecho, tal vez con la idea clara de que es más fácil ganar los títulos individuales si antes se han conquistado los objetivos del equipo, es decir, que el trabajo colectivo ayuda más que nada en el aspecto individual.
Hubo un momento de la temporada en la que se dudó del estado físico del portugués y de si su edad, sus 32 años, eran un peso excesivo, un anuncio de que el ocaso estaba llamando. Pero el final de temporada ha sido definitivo. Ahora es imposible dudar de Ronaldo y de su capacidad para decidir los encuentros. Ha marcado en casi todos los encuentros decisivos de este tramo final, clasificando al Madrid para la final de la Champions y dándole puntos vitales en la Liga. Ha marcado goles con la derecha, con la cabeza y golazos con la izquierda. No hay rematador como él.
Y, además, se le ha visto más involucrado en lo que ocurría en otras zonas del campo. Cada vez más es un delantero, que puede alargar su carrera todo lo que quiera si continúa con esa habilidad, pero además parece que comprende las otras maneras de jugar a este deporte colectivo. Son cosas que se van aprendiendo con el paso de los años, con el cambio de perspectiva o con una mirada más sabia. Es decir, que es un jugador con tanto gol como antes, pero mucho más decisivo, porque ha madurado.
Isco
También en este tramo final Isco ha dejado atrás muchas de las dudas que le acosaban. Nadie cuestionaba su clase y que con el balón en los pies hace cosas que otros ni imaginan, pero los más críticos le veían como un jugador más estético que decisivo, más barroco que concreto. Sin embargo, bajo su mando, la segunda unidad del Madrid dio un paso al frente, luchando por el campeonato en campos donde al Barcelona se le han escapado los puntos, los lugares donde, como dicen los clásicos, se deciden los títulos. Isco ha jugado todos los encuentros con la misma decisión, sin permitirse distracciones y cuando le llegó la hora de establecerse entre los titulares, ha demostrado la clase de futbolista qué es, las razones por las que le fichó el Real Madrid. Entre líneas, detrás de Cristiano y Benzema y algo por delante de los centrocampistas cuando se ataca, pero junto a ellos cuando se defiende, Isco ha dado un salto y ya no se ve su futuro lejos del Madrid.
Sergio Ramos
Hubo una fase de esta Liga en la que daba la impresión de que Ramos iba a marcar un gol de cabeza, aunque los once contrarios le marcasen. Pocas jugadas habrán estudiado tanto los rivales del campeón de Liga y pocas veces habrán encontrado tan pocas soluciones. No había manera de frenar la determinación del capitán del Real Madrid cuando Kroos ponía el balón desde el saque de esquina y Ramos lo buscaba con la fiereza de quien sabe que es invencible.
En algunos partidos complicados de la temporada ha aparecido la cabeza de Ramos para dar aire al Madrid. Sucedió en el Camp Nou y también en un encuentro en casa contra el Deportivo de La Coruña. La sensación entre los aficionados blancos y también, sobre todo, en los rivales, era que había que llegar con mucha ventaja a los últimos minutos del partido contra el Madrid porque, de otra manera, iba a llegar el balón al área y Ramos lo iba a rematar.
Su carácter ha contagiado al resto del equipo. Es Ramos quien dice las últimas palabras en el vestuario antes de los partidos. Es el capitán, a él se le escucha, él dice cómo se ganan los partidos.
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