Vuelta a España
La Vuelta asusta
«Es una carrera para supervivientes», dice Purito
«Estoy asustado», decía Alejandro Valverde después de conocer el recorrido de la Vuelta 2013. «Me canso de ver tanta montaña», dice el murciano. Ni siquiera el descubrimiento de Peyragudes como final de etapa le consuela. Es la cima donde se impuso el año pasado en el Tour, una etapa épica que se ha trasladado a la carrera española como homenaje al centenario de su hermano francés. 232 kilómetros de etapa con cuatro puertos de primera después de subir el día anterior a la Collada de la Gallina en Andorra. Un tríptico que se cierra un día después con el ascenso a Formigal.
«Es una carrera para supervivientes», asegura Purito. El tercer clasificado del año pasado aún no sabe si continuará en el Katusha. «Hay que esperar a la decisión del TAS», asume. Pero sí sabe que correrá el Tour, en el equipo ruso o en otro, y que después se presentará en la Vuelta con la esperanza de ganar por fin una grande.
La carrera de 2013 apenas concede días de «descanso». Ni siquiera la primera etapa, una contrarreloj por equipos que comenzará en una batea, permitirá a los ciclistas relajarse. 30 kilómetros son más de los acostumbrados para las primeras etapas. Y al día siguiente, el primer final en un puerto de primera, en Bayona. «Te puedes plantar en la cuarta etapa con casi cuatro minutos perdidos», asume Samuel Sánchez, confiado en regresar a la carrera española después de tres ediciones de ausencia.
Unipublic, la empresa organizadora, ha encontrado un estilo reconocible. «La Vuelta tiene mucha personalidad», asegura su director, Javier Guillén. «La gente sabe lo que se va a encontrar cuando se sienta a verla delante de la televisión», añade. Y lo que la gente se encuentra es espectáculo. «Las audiencias son la mejor muestra de que gusta», dice Samuel Sánchez. Por eso, el reto después de una Vuelta 2012 espectacular, la mejor de la historia para muchos, es dar un paso más. «Venimos de una Vuelta increíble, pero no deja de ser un listón que queremos superar», comenta Guillén.
Para eso, mantiene una sola contrarreloj larga y no demasiado llana, de 38 kilómetros. «Es una carrera para escaladores», coinciden los favoritos. Una carrera que mantiene los finales explosivos, «nerviosos», pero les ha añadido montaña de verdad. «Me gusta. Pone a prueba la resistencia de cada uno y puede haber más diferencias», concluye Contador.
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