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Fútbol

La contundente respuesta del Papu Gómez a su sanción por dopaje

El exjugador del Sevilla hizo autocrítica años después

Papu Gómez con el Sevilla. AFP7 vía Europa Press

Papu Gómez fue suspendido durante dos años después de que un control antidopaje detectara la presencia de una sustancia prohibida en su organismo a finales de 2022. Aquella noticia cayó como un terremoto en su carrera, justo cuando atravesaba uno de los momentos más felices tras haber sido campeón del mundo. La sanción significó no solo el adiós al club en el que jugaba, sino también un giro brusco en su trayectoria profesional.

El futbolista siempre ha sostenido que el positivo se debió a un error involuntario. Explicó que había tomado un jarabe para la tos que pertenecía a uno de sus hijos, sin consultar previamente al cuerpo médico. Según su versión, nunca imaginó que un producto tan común pudiera contener un componente vetado por las normas antidopaje. Aun así, reconoció que la falta de comunicación con los médicos fue una equivocación que terminó costándole caro.

Tras la sanción, Gómez atravesó una etapa emocionalmente muy dura. Comentó en varias entrevistas que al principio no podía mirar partidos por televisión porque sentía una mezcla de tristeza y frustración. La caída desde la cima —haber ganado un Mundial— hasta el aislamiento profesional y mediático fue demasiado abrupta. Durante ese período, buscó ayuda psicológica para ordenar sus pensamientos y sobrellevar la sensación de haber perdido repentinamente su lugar en el deporte.

Con el paso de los meses decidió que no quería retirarse. A pesar de sus 37 años, convencido de que aún tenía fútbol para dar, se preparó físicamente mientras cumplía la sanción. Su idea siempre fue regresar a la actividad una vez cumplido el castigo, demostrando que su carrera no terminaba allí y que aún podía competir en el profesionalismo. Él mismo dijo que el “Papu” de la etapa anterior había quedado atrás, pero que el jugador y la persona seguían en pie.

Su regreso se dio en Italia, donde encontró la oportunidad de firmar con un club dispuesto a apostar por su experiencia y talento. Aunque el contexto era muy distinto al de sus mejores años, reconoció que esta nueva etapa lo conectaba con la esencia del deporte: disfrutar, sentirse útil y volver a tener un grupo de trabajo a su lado. A pesar de las dificultades, valoró que el fútbol le ofreciera una segunda oportunidad después de un período tan oscuro.

Hoy, Papu Gómez encara su carrera desde una perspectiva más humana y madura. Asegura que ya no se obsesiona con la fama ni con las expectativas externas, sino con la tranquilidad, la familia y la posibilidad de jugar con alegría. Su objetivo no es recuperar la versión de él que brilló en la élite, sino construir un nuevo capítulo con humildad, aprendizaje y paz interior.