Atletismo

Colapso y bronce

Bruno Hortelano pincha en los últimos 100 metros cuando el relevo 4x400 iba a por el oro con claridad, pero resistió para sumar al menos el tercer puesto

Samuel García entrega el testigo a Hortelano en la final del relevo 4x400/Reuters
Samuel García entrega el testigo a Hortelano en la final del relevo 4x400/Reuterslarazon

Bruno Hortelano pincha en los últimos 100 metros cuando el relevo 4x400 iba a por el oro con claridad, pero resistió para sumar al menos el tercer puesto

Una pequeña desgracia al final... Así es el deporte, con un consuelo en forma de medalla de bronce. El color podía haber sido otro, más brillante, de oro, para eso corrió el relevo 4x400. Y lo hizo de maravilla hasta que, ¡zas!, la estrella del equipo entró en crisis, agotado quizá por el ajetreo de la semana. Si la última posta hubiera sido de 350 metros... Pero son 400, y Hortelano no dio para más. Torció el gesto, él, que tiene una técnica impecable, empezó a correr de forma extraña, lento, como si le dieran calambres, con el ácido láctico sin dejarle moverse, y por detrás Bélgica y Gran Bretaña tuvieron tiempo para superarlo y ser oro y plata, respectivamente. Francia no llegó. España quería bajar de tres minutos y pese a lo sucedido casi, casi lo consigue.

Hortelano precisamente tuvo que ser. Es el atleta español más mediático, por decirlo de alguna manera. Con carisma, con calidad, con resultados antes del accidente de coche y también después de él, tras casi dos años de parón. Un joven ambicioso que arrastra al resto. «Hablaba con Bruno y decíamos que para conseguir algo tienes que creerte que puedes hacerlo», relataba por la mañana María Pérez, flamante campeona de 20 kilómetros marcha. El equipo nacional es una piña. El relevo, también. Aspiraba a todo y a por ello fue. Primero Husillos, que entregó el testigo en segunda posición, pero casi a la vez que Francia. Lucas Búa hizo una vuelta al estadio magnífica, apretó los dientes, defendió su sitio casi a empujones y se puso primero para entregar el palo a Samuel García, el grandullón, que no hizo otra cosa que mantener la distancia de tres o cuatro metros. Por detrás estaban Bélgica y Gran Bretaña, una amenaza. Pero el testigo pasó limpio a Bruno Hortelano, que hace menos de dos meses batió el récord de España de 400 y que tenía que completar el trabajo. Salió, hizo los primeros 100 sin problemas, la contra recta también, le quedaba un curva y un poco más allá estaba el premio. Entonces llegaron los problemas. Algo pasó en su cuerpo. No podía ser, pero era. Colapsó. Impotente, vio cómo le superaban el belga Kevin Borlée y el británico Rooney. Retorcido entró en la meta y se tiró al suelo, con las manos en la cabeza, maldiciendo. El bronce podía haber sido un oro. Los compañeros le fueron a consolar y no hubo ni un reproche para él después. «Estos tres han hecho una carrera impresionante, he sido yo el que no lo ha rematado. Me he cansado a falta de 150 metros», admitió Hortelano en Teledeporte, mientras el resto de integrantes decía que no con la cabeza: «Hemos hecho una gran carrera todos», fue el mensaje general. Y se pusieron a pensar en lo que pueden conseguir en un futuro no tan lejano.