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Éxtasis nupcial

Una boda en Granada y la victoria del Madrid, fiesta por partida doble

Carlos de María y Ana Belén Jurado, los novios
Carlos de María y Ana Belén Jurado, los novioslarazon

Casarse enamorado representa la alegría infinita y si encima tu Real Madrid golea en San Sebastián a la Real Sociedad no se puede pedir más a la vida. Esta es la historia de una boda blanca, muy blanca, blanquísima, que disfruté el sábado en Granada.

Bella Granada

Nunca la había visitado; por unas o por otras circunstancias se me resistía el viaje a esta bellísima ciudad, pero mereció la pena. Primero por el «bodorrio» al que asistí, con La Alhambra de fondo, y segundo, por la cantidad de madridistas, fans de «El Chiringuito», con los que pude charlar. Todos, absolutamente todos, tenían algo que contarme del Real Madrid y del programa...

Paseos interrumpidos

La noche previa al enlace salí a conocer la vida nocturna granadina (muy variada, por cierto). Costaba andar por las estrechas calles del centro histórico sin que algún merengue se acercara a darme su punto de vista: «Todavía podemos ganar la Liga, el Madrid nunca se rinde», me aseguraba Juan Manuel. Mientras me sujetaba del brazo aparecía su amigo José Antonio: «¡Nacho, Nacho, mi sueño es ir algún día a la Puerta 55». Me eché a reír, aquella calle empedrada parecía la prolongación de «El Chiringuito». Por momentos yo también me sentí transportado a esa puerta, que se ha convertido en uno de los símbolos del madridismo. Estamos con la gente, ése es el éxito del programa.

Buscarse la vida

Carlos y Ana Belén se casaban y en mitad de la «barra libre» jugaba el Madrid... «No problem», en estos tiempos tecnológicos en los que vivimos seguir el partido fue fácil. Algunos tiraban del Iphone de turno para verlo en directo, otros se enteraban de los goles a través de Twitter, los más comodones se me acercaban con media sonrisa: «Nacho, ¿cómo va el Madrid?». Y yo... pues les iba contando. Una vez consumado el 0-4 todo se fue de madre, pérdida de papeles de los asistentes y la novia en volandas. El fútbol y el amor unidos por una goleada.

Esperanzas

No sé si fue producto de las copas, de la paliza del Madrid a la Real Sociedad en San Sebastián, o de ambas cosas a la vez, pero a medida que avanzaba la noche, el optimismo crecía entre los invitados: «¡Qué subidón, no me esperaba esta goleada, todavía se puede!», me gritaba al oído Alberto Gacimartín, «vikingo» de los que se va a la cama sin cenar cuando pierde el Madrid. Y ello a pesar de ser de Cobos de Segovia, donde todos cenan un impresionante cochinillo de los de la tierra habitualmente.

Pepe «el Indignado»

Era hora de volver al hotel después de un sábado divertidísimo y agotador cuando en la calle Monjas del Carmen me abordaba Pepe Lastra, «Pepe el indignado» le llamaremos a partir de ahora. El hombre tenía una lista de quejas «que no podía quedarse dentro o iba a explotar». Le animé a que se expresara. Y Pepe se lanzó con contundencia dialéctica. «No es bueno hacerse mala sangre», argumenté yo, y Pepe «el Indignado»... se quedó a gusto.

Comenzó cargando contra los arbitrajes: «Esto es un decretazo, empieza a ser insoportable, no paran de regalarle penaltis al Barcelona, Arminio vete ya». Pero había más y mandó otro recado: «Dile de mi parte a Juanfe que lo ve todo al revés en el programa». Aún no había terminado: «No aguanto el independentismo de Carme». Una vez desahogado parecía más tranquilo, en ese momento recuperó su identidad como Pepe Lastra, dueño de la Casa de Vinos «La Brujidera».