Opinión
El Atlético y la ilusión del menino
Joao Félix es un jugador diferente y por fin tiene la confianza del Cholo
Un cuarto de hora le valió al Atlético para doblegar por la vía rápida al Alavés, que no mereció salir goleado del Wanda Metropolitano. Hasta el minuto 75, el partido transcurría en la más absoluta nada, con los locales siendo tremendamente imprecisos en la salida de balón, perdiendo la posesión ante el colista y sin saber aprovechar el hecho de haberse puesto por delante al principio del partido. Entre tanta intrascendencia, los de Mendilibar consiguieron empatar, pero un error puntual en defensa desató la caja de los truenos.
La tremenda calidad de la plantilla colchonera permitió al Cholo Simeone sacar toda su artillería pesada desde el banquillo, donde la mejor noticia es la vuelta a los terrenos de juego de Matheus Cunha, que consigue brillar en los pocos minutos de los que dispone. El internacional brasileño reapareció, después de dos meses en el dique seco, para acompañar a Joao Félix en lo único potable de los locales.
El portugués, contando por fin con la confianza del entrenador, esta demostrando, partido a partido, porque el club le convirtió, con apenas seis meses en el fútbol de élite, en el fichaje más caro de la historia del Atlético. El portugués es un jugador diferente, con un talento desmesurado, de los que llenan estadios y por los que merece la pena pagar el precio de una entrada. Transmite la sensación de empezar a divertirse jugando, después de una travesía que ha sido demasiado larga para todos.
Mañana toca batallar contra el todopoderoso Manchester City de Pep Guardiola, pero la ilusión se ha disparado en el Wanda Metropolitano, que ve en el menino un diamante por pulir y que puede ser capaz de llevar a este equipo a lo más alto. Hace semanas, el líder de la Premier –un punto por delante del Liverpool– parecía claro favorito en el cruce de cuartos de final. Ahora lo cosa no está tan clara. La vuelta es en casa. Está claro que los del Cholo no parten como favoritos en la eliminatoria, pero precisamente el rol de víctima permite al Atlético afrontar el envite desde un lugar donde se siente a gusto, con poco que perder y todo por ganar. El equipo llega al momento decisivo en el mejor estado, al menos en resultados, de la temporada.
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