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Fútbol

El Sevilla decepciona en la Champions y cae a “su” Europa League

La derrota en el campo del Salzburgo (1-0) deja fuera de la primera competición a los de Lopetegui, que caen a un torneo que tiene dos alicientes: la presencia del Betis y la final en el Sánchez-Pizjuán

La decepción de Jules Koundé tras la derrota del Sevilla en el campo del Salzburgo
La decepción de Jules Koundé tras la derrota del Sevilla en el campo del SalzburgoChristian BrunaAgencia EFE

La última vez que el Sevilla quedó apeado en la fase de grupos de la Champions, en la temporada 15/16, se rehízo hasta ganar su quinta Liga Europa. Llegó la sexta en el pandémico verano de 2020 y ahora, tras el fracaso estrepitoso que supone caer ante los mediocres Lille y Salzburgo (¡ojo!), disputará los dieciseisavos del torneo en el que reina en busca de su séptimo título. Con dos aditamentos que convierten el reto en apasionante: por ahí anda el ambicioso Betis de Pellegrini y la final se disputará en el Sánchez-Pizjuán.

Desprovisto de algo muy parecido a una delantera titular, si consideramos a Lamela intercambiable con Ocampos, y de los dos puñales de las bandas, Navas y Acuña, era un Sevilla romo el que se presentaba en el desertizado Red Bull Arena. Necesitaba Lopetegui un poco más de mordiente que de costumbre, ya que nada podía fiar a la eficacia de delanteros poco eficaces, pero tampoco podía desbocarse el partido contra la manada de jovenzuelos local cuando el diapasón del centro del campo lo marcaban Fernando (34), Rakitic (33) y Papu Gómez (33), un siglo contempla al sumatorio de sus edades.

Existe un aforismo más viejo todavía que «el-futbol-es-así» y es «quien-perdona-paga». Al inicio de la segunda parte, Munir mandó al larguero un balón imposible de no embocar, con la cabeza a un metro de la línea y a portero batido. Todavía se lamentaba el banquillo sevillista cuando Montiel perdió un balón en el centro del campo y los dos puntas del Salzburgo, Adeyemi y Okafor, sancionaron de inmediato el error con una carrera al espacio, un pase de la muerte y el 1-0 que alejaba los octavos de final.

La expulsión de Joan Jordán tras un córner mal sacado por Papu Gómez, terminó con las escasas opciones de remontada de un Sevilla que había acusado el golpe del minuto fatídico. Como es su costumbre, Lopetegui meneó banquillo y sistemas con fruición. Sin fortuna esta vez, porque los austriacos, un hatajo de muchachos, manejaron la superioridad numérica con madurez y no aceptaron ocasión alguna si exceptuamos algún disparo lejano de Óscar u Óliver, los refrescos que trataron de insuflar algo de vida al mortecino fútbol ofensivo de su equipo. Era uno de esos partidos en los que da la sensación de que ni jugando una quincena iba a ser el Sevilla capaz de marcar.

Todavía pudo llevarse un premio mayor el Salzburgo si llega a acertar en alguna de las muchas contras que le concedió un rival desesperado y sin piernas. Por suerte, el Lille goleaba en Wolfsburgo y permitía seguir a los sevillistas en Europa. En su competición preferida.