Después de una temporada en el banquillo del Milan ha regresado para ser uno de los mejores porteros de la Liga. Hoy intentará detener al Barcelona

Recién cumplidos los 35 años, la vida deportiva de Diego López ha vuelto a comenzar. El Espanyol lo fichó con la temporada ya iniciada para competir con Roberto. Lo presentaron el 1 de septiembre y aprovechó el primer parón de selecciones de la temporada para ganarse el puesto. «He tenido competencia durante los 15 años de profesional y aquí no va a ser menos. Intentaré jugar, ayudar a los más jóvenes y ser un ejemplo dentro y fuera del campo», decía el día de su presentación. Desde entonces ha jugado todos los partidos de Liga y el Espanyol ha pasado de recibir ocho goles en los dos primeros partidos a encadenar una racha de cinco sin encajar ninguno antes de la victoria de la última jornada ante el Sporting (2-1).

La vida ha cambiado para Diego, que la pasada temporada sólo disputó ocho partidos de Liga con el Milan. La aparición del joven Donnaruma, que se estrenó con 16 años, se hizo con el puesto de titular en el equipo «rossonero» y un año después debutaba en la selección absoluta italiana, lo condenó al banquillo. Y mientras Donnaruma se convertía en el heredero de Buffon, Diego López, que no volvió a jugar desde el debut del juvenil, tenía que buscarse una nueva portería para jugar.

No era ésa la salida de Milán que esperaba el portero gallego. Había llegado allí para encontrar un refugio después de ser una víctima más de la persecución de Mourinho a Casillas que terminó con los tres fuera del Real Madrid. En su primera temporada jugó 28 de los 38 partidos de Liga, pero sólo pudo mantener la portería a cero en cinco partidos y el equipo no fue capaz de clasificarse para las competiciones europeas.

En el Espanyol se ha encontrado con la confianza de Quique Sánchez Flores y fue nombrado el mejor jugador de la Liga en el mes de noviembre. Actuaciones como la que tuvo en el Calderón contra el Atlético en los primeros días de diciembre demuestran que el reconocimiento no le ha hecho bajar el nivel.

Diego López se vuelve a sentir importante, como en la última temporada de Mourinho en el Real Madrid. Y vuelve a ilusionarse incluso con la Selección. «Es un puesto complicado, donde normalmente no se cambia mucho... Ha entrado otro seleccionador y tiene otras ideas. Yo estaría encantado, claro. He tenido la posibilidad de estar durante un tiempo y poder volver a entrar significa que también sería un premio al trabajo y a la constancia», decía esta semana.

La Roja es uno de los pasajes dolorosos en su trayectoria. Fue el tercer portero de la Selección entre la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, pero se quedó fuera de la lista definitiva en el último momento antes de viajar a Sudáfrica. Lo sustituyó Víctor Valdés, que se hizo fuerte en el equipo hasta su lesión y Diego desapareció para siempre de las convocatorias. Le dolió la manera de salir y también que no se le tuviera en cuenta cuando era el guardameta titular del Madrid en Liga mientras Casillas, que era su suplente, ocupaba la portería de La Roja. Ahora, el regreso de Pepe Reina, sólo un año menor que él, le da esperanzas de regresar. Pero su preocupación inmediata es frenar al Barcelona. «De sus tres delanteros, quitaría a los tres», dice.