
Abusos
El "error" de la presunta víctima de agresión sexual de Álvaro Aguado que podría salvar al futbolista del Espanyol
El caso guarda similitudes con el de Dani Alves pero hay un factor diferenciador que complica y mucho la labor de los Mossos.

El Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona mantiene abierta una causa contra Álvaro Aguado, centrocampista del RCD Espanyol de 28 años, por un presunto delito de agresión sexual. Los hechos habrían ocurrido la noche del 23 de junio de 2024, tras el partido en el que el Espanyol logró el ascenso a Primera División al vencer al Real Oviedo por 2-0. Para celebrar el regreso a la máxima categoría, un grupo de trabajadores del club organizó una fiesta privada en la discoteca Opium, un local ubicado en el paseo marítimo de Barcelona. Según la denuncia, fue en ese contexto donde presuntamente tuvo lugar la agresión.
Horas después de que trascendiese la presunta agresión sexual cometida por Álvaro Aguado se conocieron nuevos detalles de la denuncia de la mujer y, según adelantó El Periódico a Aguado se le investiga por una presunta agresión sexual con penetración que habría tenido lugar en los lavabos de la discoteca. Unos datos que han hecho inevitable la comparación de este caso con el de Dani Alves, absuelto recientemente por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Sin embargo, hay un factor clave que diferencia ambos casos y que dificulta la investigación de Aguado. En el caso del brasileño, la víctima alertó de inmediato a la seguridad de la discoteca lo que permitió activar el protocolo y facilitar la tarea de los Mossos.
Un precinto clave
Los Mossos d’Esquadra preservaron de inmediato el baño de la discoteca Sutton la misma noche de los hechos. Lo hicieron dos días antes de que la joven de 23 años denunciara los hecho. Colocar ese precinto policial garantizó a los investigadores que nadie contaminara ese espacio. Así, la policía científica halló indicios biológicos –restos de semen y huellas dactilares– que fueron decisivos para acusar al futbolista de violación.
También se visionaron las grabaciones de las cámaras del reservado permitieron conocer lo que ocurrió esa noche. El rápido servicio nocturno de una unidad especializada en delitos sexuales permitió preservar las pruebas en el caso. “Por suerte salió de la discoteca en ambulancia y fue directa a la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS). Entonces, a diferencia de la mayoría de las víctimas de violencia sexual, quienes, por disgusto, lavan su ropa interior, ella no tuvo tiempo de pensar en eso. Rápidamente fue atendida y se recogieron las evidencias”, según confirmó la letrada de la joven. Ese rápido trabajo de los agentes evitó que se eliminaran o contaminaran pruebas decisivas.
Miedo a perder su trabajo
Entre la violación y la denuncia pueden pasar meses por el estado mental o el miedo de la víctima y eso hace que a veces se pierdan pruebas que es justo lo que ha pasado con la presunta víctima de Álvaro Aguado. La mujer, que en estos momentos continúa trabajando en el club, presentó la denuncia enero ante los Mossos, varios meses después de que se cometiera la agresión. No lo hizo antes porque -según ha confesado-, temía por su situación laboral y no se veía con fuerzas para enfrentarse a un proceso judicial.
Una decisión que podría dificultar la acusación del futbolista. Los Mossos se personaron en la discoteca junto a la presunta víctima y revisaron imágenes de los exteriores de Opium, pero no del interior, ya que al presentarse la denuncia seis meses más tarde de la presunta agresión las grabaciones ya habían sido borradas. Tampoco se puso en marcha el protocolo contra agresiones sexuales al no tener los trabajadores de la sala de fiestas conocimiento de lo ocurrido por lo que tampoco se han podido analizar muestras de ADN en los baños. Fuentes de la investigación admiten que esta ausencia total de pruebas podrían imposibilitar la acusación formal del futbolista.
El jugador sigue con su actividad deportiva con toda normalidad y desde el club apelan a la presunción de inocencia del centrocampista y subrayan que, de momento, está investigado, no acusado.
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