Opinión

El error de Sergio Ramos

No aceptar un año de contrato, con la firme posibilidad de que en 2022 le ofrecieran otro, es de roja directa

Sergio Ramos no pudo contener las lágrimas
Sergio Ramos no pudo contener las lágrimasArchivoLa Razon

Las noticias hay que ir a buscarlas a la calle. Al menos eso decían los clásicos. Ahora las puedes encontrar en los lugares más insospechados. Una comunión sin ir más lejos. Un amigo me cuenta que el pasado fin de semana a su hijo le regalaron una camiseta de Sergio Ramos. Sí, del que era el 4 del Madrid y, además, llevaba la firma del central. Pues hubo un invitado al evento que soltó más o menos que «cómo se le ocurría regalarle una camiseta de Sergio Ramos si Ramos no estaba ya en el Madrid». Resulta que el sábado Ramos ya no era jugador del Madrid y algunos nos enteramos el miércoles por la tarde. Eso sí, no dio más detalles. No especificó si la oferta del Madrid había caducado ya o no cuando el capitán estaba dispuesto a dar el sí.

En cualquier negociación es fundamental saber quién tienes enfrente por mucho que te creas el ombligo del mundo y que todos se van a plegar a tus deseos. Ramos y su cuadrilla han medido mal. Tan mal que tiene que abandonar el club en el que se ha convertido en un mito a la altura de los más grandes de su historia. No aceptar un año de contrato, con la firme posibilidad de que en 2022 le ofrecieran otro, es de roja directa.

Y al de la exclusiva de Ramos en la comunión ya le estoy viendo este fin de semana en un bautizo diciendo que Messi no es jugador del Barça. Y explicando lo de Ramos recurriendo a aquella frase de Lola Flores: «Si me queréis, irse». O con un castizo «haber espabilao». El pueblo, a veces, es sabio.