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El Barcelona vence al Girona (0-1) con un gol de Pedri y mucho sufrimiento

El canario marcó en su partido 100 como azulgrana, pero después los de Xavi fueron sometidos por su rival. Iván Martín perdonó el empate. Dembélé abandonó el campo lesionado

Pedri celebra el gol que marcó al Girona
Pedri celebra el gol que marcó al GironaJoan MonfortAgencia AP

Se enfadaba Xavi en la primera parte por muchas cosas. Por alguna decisión del árbitro. Por alguna decisión de alguno de sus jugadores. Y, sobre todo, por la lesión de Dembélé, que trastocó los planes que tenía para enfrentarse al Girona. “Hay lesión”, dijo después el técnico, a la espera de que le hagan al extremo las pertinentes pruebas para saber la gravedad. No le gustaba lo que sucedía y al descanso metió a Jordi Alba y por ahí encontró el gol su equipo. Fue fantástica la activación de todos en la presión. Apretó De Jong y tocó un balón y fue como si tocara el botón de marcha rápida. Todos empezaron a funcionar: Raphinha la terminó de recuperar, y la cadena de pases fue hipnótica, de derecha a izquierda: De Jong, Pedri, Ansu, Jordi Alba y centro al área para que marcara el canario en el que era su partido 100 como azulgrana y que empezó en el banquillo.

Parecía con eso medio resolver el líder un encuentro que se le complicó con la lesión de su futbolista más en forma y que estaba siendo algo bronco y con pocas ocasiones. El Barcelona había estado espeso y sin capacidad de generar demasiado, sin profundidad, adormilado, pero ya mandaba, aunque de nuevo el 0-1 fue un freno para ellos y una manera de cambiar al rival. El Girona es un equipo valiente en su manera de afrontar los encuentros y ya con el resultado en contra, se lanzó hacia delante y fue conquistando poco a poco el campo barcelonista hasta hacerlo suyo. Tuvo unos 20 minutos finales de auténtico vértigo en los que buscó y mereció el empate, sin éxito.

Nada de lo que intentó Xavi le salió: ni meter a Kessié ni colocar un doble lateral izquierdo con Balde y Alba. El balón era del Girona, que lo recuperaba rápidamente con el trabajo de Oriol Romeu o la intensidad de Arnau, y llegaba por las bandas, con Valery, cuyo centro no remató Stuani ni nadie. Pero el que de verdad perdonó fue Iván Martín en un disparo a apenas dos metros de la portería, solo. No supo dirigir la pelota en la dirección adecuada.

No juntaba tres pases el Barça y volvió a terminar un encuentro encerrado en su área y sudando para salvar el resultado, con un fantástico trabajo de Araujo para corregir jugadas tanto por abajo como por arriba. Entonces era Míchel el que se desesperaba, tanto que incluso terminó expulsado por protestar una acción de De Jong con Arnau. Vio muy cerca el empate, pero los azulgrana volvieron a resistir, esta vez sin necesidad de que Ter Stegen se convirtiera en superhéroe.