Fútbol
El gesto de Lamine Yamal tras marcar en el Barcelona - Elche, lleno de mensaje
El delantero español ha abierto el marcador del partido de LaLiga y lo ha celebrado a su manera

El Barcelona ha salido en Montjuïc decidido a cerrar las heridas del Clásico, y la respuesta no ha tardado ni diez minutos. Ocho, para ser exactos. En ese lapso, Lamine Yamal ha vuelto a marcar y, sobre todo, ha vuelto a sonreír. Su gesto tras el gol ha resumido mejor que cualquier declaración el momento que atraviesa el joven futbolista. El Barça gana 2-0 al Elche en el primer tramo del partido, con dominio claro, una presión asfixiante y un plan bien ejecutado por los de Hansi Flick, que han castigado cada pérdida rival.
El Elche, atrevido ocho minutos
El encuentro comenzó con el Elche atrevido, lanzando sus primeros avisos por medio de Germán Valera y Rafa Mir. En apenas cinco minutos, el conjunto visitante intentó sorprender con balones largos a la espalda de la defensa azulgrana, pero Araújo y Eric García respondieron con solvencia. Balde, muy activo desde el primer minuto, salvó un centro que ya esperaba Rafa Mir en el área pequeña. En el otro costado, Lamine Yamal empezó pronto a dejar su sello: en el minuto 2, rompió con un recorte a su marcador y puso un centro peligroso que De Jong no pudo aprovechar por fuera de juego. Era el preludio de lo que vendría.
El primer golpe llegó en el minuto 8. Recuperación de Balde, conducción por la izquierda y pase filtrado hacia Lamine. El ‘10’ del Barça, con esa calma impropia de sus 18 años, amaga, rompe y cruza el balón con el zurdazo que tantas veces se le había negado en las últimas semanas. Gol. Gol de desahogo. Gol de reencuentro. Mientras el estadio se levantaba, Yamal miró hacia la grada, se llevó el dedo a los labios y luego al escudo. No hubo efusividad ni exceso, sino un gesto de afirmación: un “aquí sigo”, dirigido a todos los que, tras un Clásico gris, habían convertido su silencio en debate nacional.
Lamine vuelve a ser decisivo
La imagen fue potente porque condensaba el peso de los días previos. Lamine, cuestionado por su rendimiento y su madurez emocional, encontró en ese instante su manera de responder. Ni palabras ni declaraciones, solo fútbol. Su rostro lo dijo todo: primero una media sonrisa contenida y por último larga celebración con Balde, el compañero que había iniciado la jugada. Los dos, criados en la Masia y curtidos en la presión mediática, entendieron el momento sin hablar.
El gol descompuso al Elche, que había entrado con buena disposición al partido. Apenas cinco minutos después, el Barça castigó de nuevo. Otra recuperación alta, esta vez de Fermín, que robó en campo contrario y asistió a Ferran Torres para el 2-0. El valenciano dedicó su tanto a las víctimas de la DANA en Valencia, un detalle que unió la celebración con el respeto. En un abrir y cerrar de ojos, el Barça había convertido un inicio incierto en un arranque plácido, con el partido bajo control y dos tantos que reflejaban la intensidad recuperada tras el tropiezo ante el Real Madrid.