La final
Mundial de Qatar 2022. Messi ya tiene su Copa
Argentina tuvo que ganar tres veces a Francia en la final (3-3) para acabar llevándose el título en los penaltis
Leo Messi tuvo que ganar tres veces la final para ganar, por fin, el Mundial por primera vez. Era su última oportunidad y todo se vivía con el dramatismo y la alegría de la última vez. Desde la derrota contra Arabia Saudí en el primer partido hasta el penalti que marcó Montiel para bordar la tercera estrella en el corazón de la albiceleste.
Argentina vuelve a ser feliz. Un país que había llegado a Qatar con la misión de acompañar a Leo a ganar su Mundial. Porque este era el Mundial de Leo más que el de Argentina, su última posibilidad de igualarse a Maradona. Y todo, desde el comienzo, iba encaminado a emparentar este campeonato con el Mundial 86. Hasta perdió una ventaja de 2-0 en la final como sucedió entonces contra Alemania. Volvió a aparecer Messi en la prórroga para poner el 3-2, pero siempre respondía Mbappé, que perdió tres veces la misma final.
Todo es mentira, en el fútbol y en la vida y de nada sirvió que Argentina pasara por encima de Francia durante los primeros ochenta minutos. Hora y veinte en la que la defensora del título no disparó a portería. Pero en dos minutos marcó dos goles y todo volvía a empezar.
Argentina se desarmó cuando Di María tuvo que dimitir a la hora de juego. Físicamente, el «Fideo» no podía aguantar más, pero se marchó después de dar un espectáculo. Provocó el penalti que dio el primer gol a Argentine y marcó el segundo después de una excepcional jugada de contraataque de la albiceleste. Una contra que comenzó con un sutil toque de Leo y en la que participaron Julián Álvarez y Mac Allister antes de que rematara Di María.
Con ese gol Argentina ya había ganado la final por primera vez, pero no contaba con el despertar de Mbappé. Deschamps reaccionó a los 40 minutos de partido con dos cambios, con la entrada de Thuram y de Kolo Muani por Giroud y por Dembélé, que no se había enterado de nada. Fue el autor del penalti que puso en ventaja a los argentinos, aunque no llegara a tocar a Di María y el árbitro confundiera una falta con un tropezón. Otra señal más de que Argentina estaba recorriendo el mismo camino que en el 86. Messi ya tenía también su gol con la Mano de Dios en un penalti que no fue. Era el mejor partido de Argentina en el Mundial y hasta funcionaba Rodrigo De Paul en su versión albiceleste.
Francia tardó 40 minutos más después de los cambios en llegar al partido. Y entonces sí, Kolo Muani fue decisivo para que Mbappé igualara el partido. Hizo una pared con el delantero del Eintracht de Fráncfort antes de golpear de volea a portería.
Marcó tres goles Mbappé en la final, como Geoff Hurst en el 66, pero estos tres no sirvieron para nada más que para alargar la agonía y llevar el partido hasta el drama final de los lanzamientos de penalti.
Francia se sintió campeona en algún momento del partido. «Ramenez la Coupe á la maison» es la canción con la que celebraron el título hace cuatro años. La misma con la que han celebrado las victorias en Qatar. «Traed la Copa de vuelta a casa», dice. Y en eso se empeñaron a partir del minuto 80 del partido porque hasta entonces no habían disparado a puerta.
Aunque en ningún momento lo sintieron más cerca que cuando se acercaba el abismo del final de la prórroga y Kolo Muani se plantó solo delante de Emiliano Martínez, el guardameta argentino. Y cuando a la pelota se le ponía cara de cuarto gol y a Francia de campeona mundial alargó la pierna izquierda para despejar la derrota.
Lloris también había evitado antes los goles de Messi y de Lautaro en varias ocasiones. La final se perdía y se ganaba a cada momento. Una rareza de partido que tuvo hasta siete cambios en el equipo francés, que hizo uso de la sustitución extraordinaria de la prórroga y del cambio obligatorio por conmoción cuando Rabiot se marchó al banquillo después de recibir un golpe en la cabeza.
Todo era extraño en el partido, como todo fue extraño para Argentina, que en todo se veía una señal, incluso en esa primera derrota que también la emparentaba con la España campeona en 2010. Messi ya podía haber sido campeón del mundo entonces si hubiera aceptado la proposición de Ginés Meléndez de jugar con las divisiones inferiores de la Roja,. Pero él esperaba su momento con la albiceleste.
Y ese momento ha llegado de manera retorcida, pero feliz. Con una actuación estelar del «Dibu» Martínez en los penaltis. Paró uno a Coman y Tchouameni se asustó en otro.
Los argentinos acertaron en todos. Aunque Lloris adivinó varios, no pudo parar ninguno. Y para que el círculo se cerrara como debe, Montiel, que había hecho el penalti con el que Mbappé empató en la prórroga, marcó el lanzamiento definitivo. El que daba a Argentina su tercer Mundial y a Messi, el primero. Con Diego mirando desde donde esté.
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