Opinión

Del drama al día que Montiel no quiso tirar

Infantino, tras mucho esfuerzo y mucho empujón arbitral, logró su foto para la posteridad entregándole el «Troncho» de 8 kilos de oro a Messi y la Argentina entera

Gonzalo Montiel marca el penalti decisivo en la tanda de la final
Gonzalo Montiel marca el penalti decisivo en la tanda de la finalRonald WittekAgencia EFE

Pasada la feria, sabido es que cada uno la cuenta según le ha ido y no consuela a la madre del novillero herido las mil orejas cortadas por las figuras del toreo. Infantino, tras mucho esfuerzo y mucho empujón arbitral, logró su foto para la posteridad entregándole el «Troncho» de 8 kilos de oro a Messi y la Argentina entera, más los millones de fans del crack rosarino desperdigados por los cuatro confines, festeja este merecido premio «al conjunto de su carrera», como el Oscar que le dieron a Ennio Morricone tras cinco nominaciones infructuosas.

La dramaturgia, justo es reconocerlo, estuvo lograda gracias al triplete de Mbappé, la parada del Dibu Martínez a Kolo Muani en el minuto 123 y la tanda de penaltis resuelta por Gonzalo Montiel.

Hace 368 días, el lateral sevillista jugaba una eliminatoria de Copa en el campo de un equipo amateur, el Andratx, que también llegaba a la tanda de penaltis. Él se negó a ser uno de los siete lanzadores, dejándole el marrón a filiales como Luismi e Iván Romero. No extraña, o sea, que Montiel y sus dos compatriotas –Papu Gómez y Acuña– hayan escamoteado durante cuatro meses esfuerzos al club que les paga, que pena en puesto de descenso mientras ellos saborean la gloria. Los dos argentinos del Betis, Guido Rodríguez y Pezzella, han mantenido una actitud más digna, pero tampoco fue agradable para los verdiblancos conocedores de su historia contemplar cómo entraba el trofeo en el césped en manos de Nery Pumpido, portero campeón en 1986 y autor de varias cantadas sospechosas en una promoción de permanencia perdida tres años después contra el Tenerife. Si el fútbol es pasión, tan apasionados son los argentinos como los sevillanos, que en este día aciago nos sentimos víctimas de una recua de estafadores.