Clásico
Barcelona-Real Madrid: “Els segadors”, Luis Enrique y asientos vacíos
La grada del Camp Nou no se llenó en el gran partido de LaLiga. Luis Enrique se llevó más aplausos que Koeman
Cuando la megafonía de Camp Nou nombró a Koeman, después de haber cantado los nombres de los futbolistas del Barcelona hubo un silencio que no fue ni desprecio, fue una total indiferencia. Después, cuando desde la misma megafonía se anunció que Luis Enrique, el seleccionador, estaba en el palco junto a Puyol, sí que hubo una ovación. No excesiva porque a la gente le costó llegar al Camp Nou, pero mayor que si va, ahora, al Santiago Bernabeú.
Cuando llegó al palco Pere Aragonés, presidente de la Generalitat, acompañadopor Joan Laporta, los aplausos aún sonaban fríos, por los asientos vacíos y porque los aficionados barcelonistas no terminaban de entrar al estadio. Sonó Els Segadors, como había prometido el presidente azulgrana, siempre muy atento a estos detalles, y el público se puso de pie, aplaudió y rápidamente pasó a otra cosa. Entre que el Camp Nou estaba más desangelado que otras veces y que el tiempo de las proclamas políticas ha quedado atrás, todo transcurrió sin apenas importancia, como algo con lo que hay cumplir.
Con más emoción se vivió la salida del equipo para comenzar el partido. Ya se veían menos asientos vacío y el mosaico que había preparado el club lució como había previsto. Las gradas azul y granas y una imagen de los jugadores abrazándose. Era un modo de animar a los futbolistas y también de demostrar que se puede volver al Camp Nou a ver el fútbol como se hacía antes.
Con más gente, en el minuto 17 se oyó algo más el grito a favor de independencia: en el palco Pere Aragonés daba palmas siguiendo el ritmo, pero hubo una caída cerca del área del Madrid, no se pitó y se acabaron las palmas y los gritos. Entre independencia y fútbol, la victoria está clara.
En las zonas técnicas, Ancelotti y Koeman vivían el encuentro con calma, pero casi sin sentarse. El holandés tardó más en levantarse, mientras que Ancelotti daba paseos con las manos en los bolsillos e intentaba que se le escuchasen las intrucciones de emergencia en alguna jugada concreta.
Año y medio después, la normalidad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar