Fútbol

El baile viral tras un gol de los delanteros del filial del Real Madrid antes del derbi contra el Atlético

El equipo que entrena Raúl ganó al Sanse y tras un tanto Iker Bravo y Vinicius Tobias bailaron. Todo el mundo mira a Vinicius Junior en el choque del Metropolitano

Los jugadores del Real Madrid Modric, Vinicius (c) y Militao (d)durante el entrenamiento realizado este sábado en la Ciudad Deportiva de Valdebebas, en Madrid. EFE/Rodrigo Jiménez
Los jugadores del Real Madrid Modric, Vinicius (c) y Militao (d)durante el entrenamiento realizado este sábado en la Ciudad Deportiva de Valdebebas, en Madrid. EFE/Rodrigo JiménezRodrigo JiménezAgencia EFE

El Real Madrid ha ganado todo lo que ha jugado hasta ahora, un comienzo a todo ritmo, como si el equipo que acabó campeón de Europa el curso pasado no se hubiese tomado vacaciones y siguiese con el hambre intacta. Hoy domingo el Atlético va a medir la racha del equipo de Ancelotti. No hay rival ni afición que desee más bajar a la tierra a un equipo que vuela. Con una plantilla más profunda, con más variantes en el centro del campo, Ancelotti sigue manteniendo lejos del vestuario todo lo que pueda ser tóxico. Si se enfada Asensio, lo soluciona dándole minutos para que marque un gol y se reconcilie con la grada y consigo mismo; si pierde a Benzema pone a Rodrygo para que el brasileño pida sitio a gritos en el once, y si la presión arrecia sobre Vinicius, Ancelotti pide calma: «Es un tema que no tocamos en el vestuario, el jugador ha contestado muy bien. Para mí no le pasa nada. Está jugando al fútbol con la alegría y la calidad que tiene», decía el entrenador en la conferencia de Prensa anterior al partido. No quiere tormentas en un momento dulce y sabe que no hay nada mejor para dejar atrás cualquier duda que derrotar al Atlético y plantándose en el último parón antes del estrés de octubre como líder de la clasificación liguera. Sin embargo, el baile está en la cabeza de todos, tanto que cuando el sábado marcó un gol el Castilla en su victoria al Sanse, Iker Bravo y Vinicus Tobias se pusieron a bailar.

El Atlético vive otro momento muy distinto, sin encontrar la regularidad ni el tono de juego con el que ser el equipo que manda en los partidos. Perdió en Alemania en la Champions, después de haber ganado al Oporto y al Celta, pero en ninguno de esos encuentros dio sensación de fortaleza, de estar convencido de ser superior al rival. «Me habría gustado llegar con una victoria y mirando siempre desde el lado positivo», decía el sábado Simeone acerca de la última derrota en Europa. Es un toque de atención», continuaba el técnico. Para el argentino, para sus jugadores y para la afición, no hay nada mejor para subir la morar y la confianza que hacer frente al Real Madrid campeón. No es un partido más para los rojiblancos. «Nos enfrentamos a un gran equipo con grandes futbolistas desde hace mucho, han competido en todos mis años aquí los Benzema y demás y ahora tienen jóvenes que hacen la transición para seguir compitiendo como compiten», decía el entrenador argentino analizando a su rival de hoy.

El Real Madrid asusta a cualquiera porque casi nadie sabe cómo hacerle frente. Cuando es superior se pone a jugar con sus centrocampistas y no hay nada que hacer y cuando parece inferior, cuando parece que le tienes acorralado, vuelve a los partidos con zarpazos y te quita de en medio con una facilidad desconcertante. Ha perdido a Casemiro y no lo está echando de menos. «El rival tiene un equipo extraordinario con futbolistas jóvenes que piden su sitio en las alineaciones. Es un gran equipo que tiene la costumbre de estar siempre cerca de ganar. Tenemos que llevar el partido a donde más nos interesa», insistía el entrenador rojiblanco antes del derbi madrileño.

No está claro qué tipo de encuentro le interesa. El Atlético está más cómodo defendiendo que atacando y más feliz con Griezmann que sin él. Y en esas, no sabe muy bien lo que quiere ni cómo llevarlo a cabo. El Real Madrid, en cambio, lo quiere todo. Si el Atlético se deja dominar le viene bien y si no, pues también. Y si el rival hace un partido largo, mejor que mejor. «Tenemos la estrategia del cansancio, hacemos creer al rival que estamos cansados y en la segunda parte aprovechamos», bromeaba ayer Ancelotti después del maratón de preguntas de Vinicius al que contestó sin tener mucho más que decir.

El entrenador italiano solo se enfrenta a problemas lejos del campo, cuando el balón se pone a rodar tiene casi todo claro. Y si no lo tiene, es por exceso de abundancia. Como Militao acaba de volver de una lesión, Carlo duda entre que el defensa brasileño sea titular o que Rüdiger continúe acompañando a Alaba en el centro de la defensa. El resto es lo de siempre cuando no está Benzema. Rodrygo de nueve y Valverde de falso extremo, como futbolista que va a todas y que se ha convertido en el solucionador de los problemas del Real Madrid.

Ancelotti respeta a Simeone: «Me parece que su conexión con los jugadores y el club es muy estrecha. Es capaz de construir una relación muy fuerte con jugadores que lo dan todo», contaba ayer. Esa es la fuerza rojiblanca: que creen en su entrenador aunque a veces parece que no haya arreglado la brújula. Con Witsel de central y con cinco defensas, el dibujo que más le gusta, el argentino espera haber convencido a sus futbolistas de que pueden ser el equipo que derrote al conjunto blanco.