Atlético de Madrid
Griezmann activa al Calderón
Marcó Griezmann y el Atlético recuperó la memoria de repente. El gol del francés devolvió la voz al estadio, que había visto durante la primera hora a un equipo que recordaba poco al que los aficionados habían ido a apoyar. El grupo de Simeone parecía haber perdido la personalidad, domado por el Barcelona, que se mostraba muy superior. La presión, la fe y hasta el dominio de la pelota parada habían desaparecido por completo. Los córners que Godín acostumbraba a dominar se marchaban ahora por la línea de fondo.
Pero ese gol de Griezmann volvió a poner todo en su sitio. Godín dominó de nuevo el juego aéreo para poner la pelota en el área a la espera del remate del francés. Llegó el gol y con él, más ocasiones. No tardó mucho en llegar el siguiente remate del «7» del Atlético, en el área pequeña después de un pase de Filipe Luis que Cillessen despejó con el cuerpo. Y hubo otro más desde fuera del área que se marchó desviado.
«En el segundo tiempo nos acercamos al equipo que siempre hemos sido. Nos quedamos con esa sensación positiva de haber dado la cara y de haber estado cerca del empate», reconocía Simeone tras el encuentro. La naturaleza del Atlético aparecía desdibujada sobre el campo en la primer mitad. Juanfran intentaba acordarse de cómo se jugaba de extremo ahora que Simeone lo prefiere por delante del lateral. Gabi, en el centro del campo, no sabe si juega con uno o con dos que lo arropen. Sólo sabe que no son tres como el año pasado cuando llegaban los partidos decisivos. Y el fondo del equipo es menos sólido que nunca.
Sólo Griezmann parece saber lo que tiene que hacer en cada momento. Da igual que juegue con Carrasco al lado como falso «9» o con dos delanteros de verdad, como sucedió en la segunda mitad con Torres y Gameiro. Los cambios, también el de Gaitán, enseñaron un Atlético diferente en la segunda mitad. El de siempre. «Yo me voy muy contento con la imagen del segundo tiempo en intensidad, en duelos, en poder hacer daño al rival. Nos vamos esperando que esas sensaciones se prolonguen», decía el Cholo.
Por si acaso, el Atlético se agarra a Griezmann. Asegura Simeone que Messi siempre elige el sitio en el campo donde hacer más daño al contrario. El francés siempre sabe dónde le necesitan los suyos. Es capaz de marcar más goles que nadie y bajar a defender como si fuera uno más. O de buscarse un hueco por detrás de los delanteros para sorprender desde atrás. No encontró el segundo gol que hubiera valido el empate y unos gramos más de esperanza para el partido de vuelta. Pero su mayor mérito fue devolver a su equipo la memoria de lo que era no hace tanto. Y conseguir que un estadio que se había quedado mudo recuperara la voz.
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