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Warholm, oro en 400 vallas y un récord del siglo XXII

El noruego rebajó en 76 centésimas (45.94) la plusmarca mundial. El estadounidense Benjamin fue plata con 46.17 y el brasileño Dos Santos, bronce con 46.72 en una de las mejores finales de la Historia

Karsten Warholm reacciona llevándose las manos a la cabeza después de batir el récord del mundo de 400 vallas
Karsten Warholm reacciona llevándose las manos a la cabeza después de batir el récord del mundo de 400 vallasMartin MeissnerAP

Karsten Warholm cruzó la meta de los 400 vallas, miró el marcador, abrió la boca estupefacto, se llevó las manos a la cabeza y empezó a reir, gritar y buscar una bandera de su país. No era para menos. Por ahora, con permiso de Yulimar Rojas, es el héroe de los Juegos en el Estadio Olímpico. Acababa de protagonizar una carrera para la Historia. El vallista noruego, el hombre que había enterrado los 46.78 de Kevin Young en Barcelona 92 hace 32 días, se había convertido en el primer humano que bajaba de los 46 segundos en una distancia criminal. Warholm metió una dentellada de 76 centésimas a los 46.70 que tenía como plusmarca universal desde el 1 de julio en una carrera inolvidable. Porque los acompañantes de Warholm en el podio también protagonizaron la carrera de sus vidas. El estadounidense Rai Benjamin fue plata con 46.17. ¡También hubiera batido el anterior récord del mundo! Y el brasileño Alison dos Santos se llevó el bronce con 46.72, a dos centésimas del récord que Warholm había fijado en Oslo y que ya es pasado.

La final del 400 vallas era pura delicatessen en estos Juegos. Y vaya si lo fue. Entre los ocho finalistas estaban tres de los cuatro hombres más rápidos de la Historia en la distancia: Warholm, Benjamin y el qataría Abderrahman Samba. Entre el noruego y sus dos compañeros de viaje estaban los los 46.78 de Young. El trío de candidatos al podio contaba con la amenaza del brasileño Dos Santos, la revelación de la temporada. Warholm demostró su condición de favorito desde la primera valla. Su salida fue explosiva como si su récord del mundo de hace poco más de un mes le hubiera sabido a poco. Arrancó casi tan rápido como si fuera una carrera de 100 metros y cuando alcanzó la primera curva ya daba la espalda a todos los finalistas. Benjamin le tenía como referencia y visualizó la escapada del nórdico mejor que nadie. Su mérito es que no se vino abajo. En la segunda curva Warholm ya peleaba consigo mismo y con el récord del mundo. En la llegada a la recta y con el oro poco menos que garantizado llegó la reacción del estadounidense. En la penúltima valla pareció incluso capaz de darle caza. Pero fue sentir su presencia y Warholm dio un nuevo estirón. Abandonó el último obstáculo con la energía suficiente como para sostener su velocidad y ser el primer humano de la Historia en bajar de 46 segundos. Lo hizo en una final olímpica y con una suficiencia digna del Usain Bolt de Berlín 2009. Las 76 centésimas que restó a sus 46.70 son una rebaja salvaje. El oro con 45.94 es de un valor incalculable.