El poder de la tribu

Podían ser los «trials» de Kenia de clasificación para los Mundiales, pero era la final de Pekín. En la contrarrecta de los 3.000 obstáculos los cuatro kenianos habían acabado ya con el último insurrecto, el estadounidense Evan Jager. El rubio de 26 años, que hasta hace tres se dedicaba a correr los 5.000, se atrevió a mezclarse con el ejército del Valle del Rift. Pero llegó el ataque de Ezekiel Kemboi y su tribu –Consel Kipruto, Brimin Kiprop y Jairus Kipchoge Birech– para repartirse el botín. Y es que la final había marchado a un ritmo inesperadamente lento para el previsible trabajo en equipo de los kenianos. El primer kilómetro se fue muy por encima de los 2:40, la marca que apunta a una carrera en torno a los ocho minutos y donde sólo pueden pelear los elegidos. En el segundo kilómetro el ritmo se mantuvo y seguían sin cobrarse ninguna víctima ilustre. Hubo que esperar a la última vuelta para que se desencadenara la tormenta. Consel, que había llevado el ritmo, se encontró a 300 metros con un ataque salvaje de Kemboi. El tres veces campeón del mundo y dos veces oro olímpico despegó como si no hubiera corrido en los 2.700 metros anteriores. Su media vuelta final fue como si estuviera corriendo un «milqui». «Mi cambio fue frenético. Sólo corrimos fuerte en la última vuelta y ahí nadie podía seguirme», reveló. Conselsus fue el único que se atrevió a resistir hasta el último obstáculo y casi lo termina pagando. Kemboi logró su cuarto título (8:11.28); Conselsus Kipruto (8:12.38) fue plata y Brimin Kipruto (8:12.54), bronce. Birech completó el póquer.

El palmarés de Kemboi, de 33 años, representa el dominio de Kenia en las pruebas de fondo o mediofondo desde hace 25 años. Rondan el 40 por ciento de los metales que se han repartido en Juegos y Mundiales y ese dominio se convierte en un abuso en el cross, donde se han llevado 24 de los 27 últimos Campeonatos del Mundo. Kemboi ha sido protagonista de ese dominio desde hace diez años. Irrumpió en la élite en los Mundiales de París 2003. Sólo uno de los cientos de atletas que «exporta» Kenia, Saif Saeed Shaheen, le arrebató el oro en una carrera en la que Eliseo Martín fue bronce. Desde entonces lo ha ganado todo, varias veces y en todo tipo de circunstancias personales. En 2012, a mes y medio de los Juegos, fue arrestado por la Policía acusado de apuñalar a una mujer. Fue puesto en libertad bajo fianza, logró que se le retrasara el juicio después de la cita olímpica, ganó el oro y luego se le retiraron los cargos.