Opinión
Lamine Yamal, España-Italia y la EVAU
En un país en el que un batacazo electoral se saluda abriendo una magnum de Dom Pérignon estamos como para reclamar contención después de lo de Croacia
España cerró la primera parte ante Croacia con el mismo resultado que llevaba hace algo más de seis meses en el primer partido del Mundial de Qatar ante Costa Rica. Aquel 3-0 se convirtió en un 7-0 y algunos se fliparon. Luego llegó un empate con Alemania, una derrota ante Japón y el adiós ante Marruecos en octavos. Un guantazo de realidad. El equipo que lo ganó todo abrió la Eurocopa de 2008 con un sonoro 4-1 a Rusia; el Mundial de Sudáfrica, con un inquietante 0-1 ante Suiza y la Eurocopa de 2012 con un empate (1-1) ante Italia. A lo que voy. La goleada a una decadente Croacia es poco más que un buen primer paso siendo sensatos. En un país en el que un batacazo electoral se saluda abriendo una magnum de Dom Pérignon estamos como para reclamar contención después de que el equipo de De la Fuente se cepillara a los balcánicos.
Brotes verdes hay y todos tienen una misma raíz, un vestuario sano pese a algún ramalazo de otra etapa. Si no, no sería la selección. Ese Morata, el capitán que si jugara siempre en un estadio a años luz de España sería pichichi de todo. Pero no se buscan enemigos imaginarios, no hay clanes. La celebración, el abrazo, entre Carvajal y Lamine Yamal es el certificado de un vestuario sin contaminar para desdicha de algunos. De la Fuente ha regenerado el equipo más allá de resultados, nuevos nombres y el éxito en la Liga de Naciones. Su pasado en las selecciones inferiores es el mejor aval entre los propios jugadores. El entrenador ha sido el primero en llamar a la calma después de lo de Croacia en una apelación más al sentido común. Su sensatez choca con verle hablando a sus futbolistas con ese gesto tan futbolero y poco elegante de taparse la boca con la mano. La imagen de Nico Williams y Lamine Yamal al lado de la pelota en una falta al borde del área, de aquellas que lanzaba Beckham, refleja a la perfección una nueva era. Como el MVP de Fabián, uno de esos jugadores a los que el seguidor veraniego de la selección, no el hincha, no terminaba de poner cara.
Esta España tiene un punto vertiginoso y desacomplejado que invita a disfrutar de ella sin prejuicios. El jueves llega Italia, la campeona, el verdugo en semifinales en la anterior Eurocopa. Es un rival de todo menos decadente. Es una EVAU o EBAU, que en esto también depende de la Comunidad Autónoma de turno, de verdad, seria, con trapío para testar el nivel del equipo.
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