Champions League
Locos por el fútbol
Hoy disfrutaremos de una de esas citas deportivas que para el tiempo: la final de la Liga de Campeones. Es el poder de atracción del deporte capaz de movilizar masas de espectadores como ningún otro acontecimiento
Se dice del fútbol que es la cosa más importante de las cosas menos importantes. Usted, lector, puede reemplazar la palabra «fútbol» por el deporte dominante en cada rincón del mundo y el pedestre aforismo de nuevo cuño se cumplirá. Ya decía Marx, Carlos, que «la religión era el opio del pueblo». Al barbudo prusiano le interesó la fe y su influencia sobre el hombre, la sociedad, en función de su influencia en aquello que pretendía derribar. Desconocemos lo que habría sentido por el fútbol, si lo habría considerado también un opiáceo comunitario, pero lo que es un hecho es que el deporte rey, el deporte en general, arrastra una legión de fieles convencidos de un dogma que es de este mundo y que se reduce a una sencilla verdad revelada o no, que el balón entre en la portería o en la cesta, que se marque un «touchdown» o se logre un «home run» tras un formidable batazo. Que el mundo, cualquier mundo, primero o tercero, se detenga ante un gran acontecimiento deportivo es un hecho que nos parece normal, pero que en realidad resulta insólito. Y hablamos de un fenómeno global de alcance y dimensiones extraordinarios, que sobrepasa fronteras, culturas, costumbres y, también, religiones. Nada se le pone por delante, sea la Super Bowl americana, los Juegos Olímpicos, las series mundiales de béisbol, la Copa del Mundo de críquet o, por supuesto, la Champions, lo que anda de por medio. Que las emisiones más vistas de la historia sean todas deportivas es un argumento irrebatible. Lo dice todo también que de las 50 mayores audiencias televisivas en España en 2017, 43 fueran deportivas (42 relacionadas con el fútbol y una con tenis). Con esa capacidad de movilización absolutamente masiva, el espectáculo es una oferta virtuosa para la demanda de necesidades e intereses en sociedades dispares, incluso antitéticas. Hoy, asistiremos a una de esas grandes citas, que concita la atención de millones de personas, la final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Liverpool. Audiencias multitudinarias y un lucrativo negocio. No alcanzará los 563 millones de la Super Bowl, pero sí superará los 150 millones en que se valoró la competición el pasado año. ¿Hay quien dé más?
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