Lomachenko sigue asustando en el ligero

“High Tech” arrasa a Anthony Crolla y busca a Mikey García

Vasyl Lomachenko (13-1-0) sigue asustando en el peso ligero y quiere comer en la mesa de los mejores. Quizá atreverse a comparar a “High Tech” con Roberto Durán, Manny Pacquiao o Julio César Chavez sea demasiado atrevido; el ucraniano “ha jugado poco” a esto del boxeo profesional, todavía. Su trayectoria amateur (doble medalla de oro olímpica en Pekín y Londres y medalla de oro en los Campeonatos de Boxeo Amateur del mundo de los años 2009 y 2011) eclipsa su nombre. Ahora es tiempo de lanzarse a profesional. Y lo hace a golpe de K.O.

Anoche, Anthony Crolla (34-7-3) intentó resurgir de una especie de letargo en el que se hallaba: las dos derrotas con Jorge Linares fueron muy dolorosas; se escapó la oportunidad de alzarse con dos títulos mundiales que le hubiesen puesto en la boca de periodistas, aficionados, entrenadores, boxeadores. A pesar de caer, demostró un aguante y una valentía comparables al ejército de 300. Pero Lomachenko es demasiado Lomachenko. Tanteó poco: el olfato le pedía envenenar rápido. Y así lo hizo.

El tercer asalto fue un anticipo de lo que se iba a convertir la sentencia. Golpe, golpe, mucha media cintura y más golpes. De esos que mellan, que no tiran pero que duelen. Si dándole movimiento en el ring es peligroso, contra las cuerdas es un asesino. Los últimos 30 segundos de tercer asalto fueron mortales para Crolla. Recibió muchísimos golpes y el árbitro realizó una cuenta regresiva. A punto de volver a luchar, el “salvado por la campana” llevado al máximo nivel. 60 segundos después, Loma no necesitó ni consumir un tercio del cuarto asalto para sentenciar al británico. Dos golpes (el segundo especialmente fuerte en la parte a los 52 segundos fueron suficientes para doblegar a Crolla y retener los cinturones WBA y WBO.

Mikey García viene de perder contra Errol Spence Jr. en una categoría muy superior; en la del ucraniano es él quien posee el WBC, “el verde”, el que todos quieren. Parece inevitable que los caminos de ambos se encuentren. Parece inevitable un campeón unificado del peso ligero.