Tour de Francia

Ciclismo

Machada a lo De Gendt

Thomas de Gendt celebra su victoria en la etapa
Thomas de Gendt celebra su victoria en la etapalarazon

Que Thomas de Gendt no es un ciclista cualquiera, uno más del montón que se difumina en la serpiente multicolor del pelotón, se sabe desde hace tiempo. Pero a cada gesta que firma, cada exhibición como la que hizo camino de Saint Etienne que se marca, su leyenda se agranda.

Él es mucho más que un ciclista que se reduce a entrenar, cuidarse, sacrificarse, colgarse un dorsal y correr allá donde le mandan, con las órdenes que le lanzan. Como si fuera poco. Y no. De Gendt es mucho más que eso. Lo suyo es auténtico amor por la bicicleta. Devoción. No es solo su medio de trabajo sino el transporte a su felicidad. De lo contrario, no podría explicarse esa fuga, con el pitido de salida en Macon, cuando Christian Prudhomme agitó la bandera para dar la salida real atacase, kilómetro cero, para marcharse en fuga y culminarla 200kilómetros después como lo hizo.

Tiene que ser amor. Thomas de Gendt es ese ciclista que, cuando se echa un vistazo al elenco de componentes de una fuga y aparece su nombre, la ecuación más lógica dice que la escapada llegue con éxito a la meta. Y que él, claro, sea el ganador. Con 16 años como profesional a las espaldas y 15 triunfos conquistados, cuatro en las tres grandes vueltas, él también se conoce a la perfección. “Mi nombre traducido al castellano es Cabeza de carrera”, bromeaba hace unos meses, cuando consiguió la que hasta ayer era su última victoria en la primera etapa de la Volta a Cataluña. Con otra escapada, por supuesto.

La suya es una vida a la fuga. Así ha conseguido sus gestas más bellas, como la que le dio el triunfo en la cima del Stelvio, en el Giro del 2012 con un ataque marca de la casa en el Mortirolo. Ese fue su estreno en las grandes. Colecciona lugares míticos. En el 2016 también levantó los brazos en el Mont Ventoux aunque nadie se acuerda de él por aquel triunfo, el día en que Froome echó a correr a pie cima arriba después de que le tirase una moto. Un año más tarde cerró su círculo ganando en Gijón en la Vuelta y ahora ha repetido de nuevo en el Tour de Francia firmando una gesta épica.

En realidad, es como si fuese un entrenamiento. De Gendt, el ciclista especial enamorado de su trabajo, preguntó hace unos meses a través de las redes sociales a sus seguidores qué grandes vueltas debía hacer este 2019. Ellos le respondieron masivamente que hiciese las tres. La parroquia ciclista le quiere tanto que no quiere perdérselo en ninguna. En ello está. Ya ha corrido el Giro y está cubriendo el Tour. Atacó de salida arrastrando con él a De Marchi, Terpstra y King para quedarse solo con el italiano en los últimos setenta kilómetros y remacharle en la Cota de Jaillere. En esa tachuela, Alaphilippe no quiso darse por vencido y arrancó junto a Pinot. Emoción hasta el final.