Copa del Rey

F. C. Barcelona

Messi llega tarde

La Razón
La RazónLa Razón

El partido se terminaba y todo el Vicente Calderón era una sola voz gritando el nombre de su equipo. Messi había estado más cerca que nadie del gol y Neymar se había decidido a intentar romper la igualdad. Después de hora y media de esfuerzo, sudor, concentración y ganas, las dos estrellas azulgrana amenazaban a un Atlético que cerró las bocas de los que auguraban su caída y confirmó que la clasificación no se equivoca y ellos siguen de pie.

Ni Leo ni Ney les tumbaron en un partido que los dos «cracks» empezaron en el banquillo: «Ninguno estaba para jugar noventa minutos. El plan es que entraran más adelante, pero Iniesta tuvo un golpe en la rodilla y decidimos poner primero a Messi», explicaba Martino. «Todos recuerdan que Leo jugó 30 minutos buenos ante el Getafe, pero se olvidan de los 60 días que estuvo parado», continuaba el técnico argentino. El físico de sus dos atacantes no estaba para un esfuerzo continuado, así que los prefirió como revulsivo, como elemento diferenciador cuando el cansancio nublara las ideas del resto. Messi no fue el de su vuelta en Copa, pero un poco de su calidad es mucho y sólo Courtois y un cabezazo demasiado desviado evitaron que fuera el gran protagonista del ecuador de la Liga. Se presentó con una arrancada eléctrica, que provocó espacios en la defensa rojiblanca en una jugada terminada por él mismo con un cabezazo libre de marca. Giró demasiado el cuello y todo el Manzanares respiró. El aliento de la hinchada local también se paró con un duro remate cruzado al que Courtois respondió como lo buen portero que es. No tuvo tiempo para mucho más la «Pulga», al que seguramente le llegó demasiado pronto el partido más decisivo de lo que va de Liga. Sus dos goles al Getafe el pasado martes le habían señalado como encargado de dar un golpe en el Calderón, pero su efecto no fue suficiente para hacer tropezar al Atlético.

Neymar hubiera podido empezar desde el principio sin la gastroenteritis que arrastraba. Así explicó Martino su suplencia, que también era un gesto para Alexis y Pedro, dos chicos para todo que ya han alcanzado los 11 goles cada uno mientras los actores principales no estaban. Ayer, Neymar empezó en la derecha, aunque enseguida se ubicó en el costado contrario. Allí tuvo un par de acciones para retar al defensor y volcar el partido, pero decidió soltarla rápido. Se echaba en falta el descaro que sí demostró cuando la aguja del reloj se acercaba al final. Entonces sí miró a los ojos de sus defensores y arrancó la bicicleta en busca de un final feliz e inesperado. «Pudo salir bien, pudo salir mal y salió "ni"», definía Martino el plan que había diseñado para sus dos estrellas.

El Calderón cantaba para superar los nervios, mientras sus chicos se mantenían firmes. El «Cholo» ha conseguido que cada uno de los suyos sea una copia de lo que fue el técnico como jugador. Todos son «Simeones», que creen en el equipo y se dejan todo en cada pelota dividida. Sólo así puede aguantar el Atlético a los grandes, o vivir por delante de ellos. «Cada uno plantea el partido como puede y esto es lo bonito del fútbol, que puedes igualar al rival con tus armas», comentaba Gabi nada más terminar el choque. El capitán gobernó el centro del campo junto a Tiago, que se gana su lugar en cada partido, por delante de una defensa en la que es imposible encontrar huecos.

Diego Costa sumó su tercer partido consecutivo sin marcar, aunque nadie juega en inferioridad con tanta fe como él. Vivió gran parte del tiempo entre Alba y Mascherano en busca de un remate que nunca le llegó claro. Es difícil pelear contra el mundo, pero si alguien puede ganar ahora mismo, es el brasileño. Fue un «Simeone» más de un grupo que no escucha a los que les piden un discurso más allá del partido a partido. Siguen compartiendo liderato con el Barça, empeñados en demostrar que sí se puede.