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Hípica

La ría que divide a la hípica española

Las divergencias entre la Comisión Delegada y la Real Federación Hípica Española en el obstáculo de la ría, uno de los elementos más simbólicos del Salto, perjudican gravemente a los binomios

Ría con barra McKenzie Clark

Los enfrentamientos federativos, entre la Comisión Delegada y la Real Federación Hípica Española (RFHE), vuelven a dejar a jinetes y caballos en medio de una batalla institucional a cuenta de un elemento fundamental en el Salto de Obstáculos, el obstáculo de la ría.

Se trata de uno de los elementos más técnicos y simbólicos de la disciplina. Es un salto sobre agua, de entre tres y medio y cuatro metros de longitud, que puede presentarse de dos formas: con barra, cuando se coloca una barra superior que ayuda al caballo a medir la batida y respetar el salto, o abierta, sin barra, que se reserva para competiciones internacionales como los Campeonatos de Europa, del Mundo o Juegos Olímpicos.

La diferencia entre ambas no es menor. La ría con barra tiene un valor pedagógico: enseña al caballo a ejecutar el salto correctamente y evita que pise el agua. La ría abierta, en cambio, exige precisión y concentración, pero si se abusa de ella, los caballos pierden respeto al obstáculo. Antes, cuando las rías eran más duras, los caballos las temían; hoy, al no causar daño ni penalización si se pisan, muchos se acostumbran y cometen faltas que suponen cuatro puntos en el recorrido. El resultado es una pérdida de competitividad que podría evitarse con una gestión técnica más equilibrada.

Por eso, lo habitual es entrenar con barra y reservar la ría abierta para las grandes citas. En el Campeonato de España, que se disputa esta semana en Vejer, el reglamento obliga a saltarla dos veces abierta, lo que va en contra de la progresión técnica y del bienestar del caballo. En las pruebas formativas, la ría con barra refuerza confianza y respeto; en la élite, la abierta busca la excelencia del salto. Forzar dos consecutivas rompe ese equilibrio y puede hacer que el caballo se vuelva menos cuidadoso, más sucio en la batida.

En 2023, el delegado del Campeonato de España de Saltos de Obstáculos ya advirtió la necesidad de modificar este planteamiento. El Comité de Técnicos de la RFHE respaldó la propuesta con un informe que recomendaba alternar una ría con barra y otra abierta. Sin embargo, la iniciativa no se elevó oficialmente hasta escasos días antes del Campeonato de España 2025 y el cambio no prosperó por la negativa de la Comisión Delegada.

El argumento formal fue que la petición se presentó fuera de plazo, pero el fondo del asunto es más profundo. El debate sobre la ría lleva dos años abierto, bloqueado por tensiones políticas internas que han sustituido el criterio técnico por la confrontación institucional. En lugar de atender una reclamación unánime de los jinetes, el asunto se convirtió en un pulso de poder. La Comisión Delegada, que debería facilitar la actualización del reglamento cuando así lo piden técnicos y deportistas, ha bloqueado de nuevo el cambio. Ocho votos en contra bastaron para frenar una iniciativa que cuenta con el respaldo generalizado en el ámbito técnico y con el apoyo dela mayoría de los jinetes.

El consenso técnico era claro: una ría con barra y otra abierta. Sin embargo, la decisión final mantiene dos saltos abiertos consecutivos. Los caballos se acostumbran al error, pierden respeto al obstáculo y acaban acumulando faltas innecesarias. El daño es doble: deportivo y simbólico.

Mientras en Dehesa Montenmedio se disputan los títulos más importantes del país, jinetes y caballos compiten en medio de una estructura federativa fracturada. El obstáculo de ría se ha convertido en el reflejo de un sistema más pendiente de su jerarquía que del progreso del salto español.