Análisis

Alcaraz o la inocencia mezclada con voracidad

El ganador del Mutua Madrid Open asegura: “Me lo paso bien”; y advierte: “Creo que puedo ganar un Grand Slam, veremos qué pasa en Roland Garros”

Carlos Alcaraz posa con el trofeo de campeón del Mutua Madrid Open tras derrotar a Zverev en la final
Carlos Alcaraz posa con el trofeo de campeón del Mutua Madrid Open tras derrotar a Zverev en la finalJesus G. FeriaLa razon

Carlos Alcaraz mete una derecha increíble y se ríe. Se ríe mucho en la pista, algo no tan fácil de ver hoy en día, que se puede perder la concentración y todo eso... También se enfada y se recrimina cuando falla un golpe que creía que tenía que meter: «No, Charlie, no», se dice a sí mismo. Sabe ganarse al público, les pide apoyo, levanta los brazos cuando considera que ha logrado un puntazo. Se le ve feliz jugando, como un niño, aunque a la vez demuestra «mucha madurez», como le destacó Novak Djokovic. Tiene esa naturalidad o esa inconsciencia que da la edad. «Me lo paso bien, tirando ganadores, haciendo dejadas, con la gente animando...», asegura después de conquistar el Mutua Madrid Open, aparentemente tranquilo. El partido duró poco más de una hora y la fiesta en la Pista Manolo Santana casi se alargó lo mismo, porque nadie quería perderse la foto inolvidable: estaba su equipo de trabajo, sus familiares y sus amigos, que no quisieron faltar al partido y con los que se inmortalizó haciendo el gesto de ponerse las gafas, con los dedos en los ojos, porque entre ellos bromean llamándose los «Lupas». No faltó la dedicatoria al lugar donde nació: «Viva El Palmar y viva Murcia».

No irá a Roma

Tiene esa inocencia que combina con la parte más seria que requiere su trabajo. «Creo que puedo ganar un Grand Slam. Es uno de los objetivos de esta temporada y creo que puedo ir a por ello. Voy a trabajar para ello, veremos qué pasa en Roland Garros», dice después de haber ganado el cuarto título del año. La ambición y la humildad no tienen por qué ser términos incompatibles. París será su próxima cita, porque ha decidido saltarse el próximo Masters 1.000. «A Roma no acudiré. Lo que me pasó contra Rafa en el tobillo, el cansancio... Quiero estar al cien por cien en Roland Garros», anunció. Precisamente esa torcedura a punto estuvo de costarle un disgusto. «Me he levantado con el tobillo regular y con una ampolla, apenas podía andar. Pero con el médico y el fisio hemos hecho unos truquillos y ha ido bien», confesó en el canal de Twitch del torneo madrileño.

Evidentemente la clave de lo que está consiguiendo un chico que acaba de cumplir 19 años no es que se divierta, lo que le ha llevado ahí es el trabajo y el talento, pero lo otro sí le ayuda a llevar mejor la presión de los momentos que está viviendo, a temblar menos que el resto en las situaciones delicadas. «Creo que hay que ser valiente en los puntos importantes. Si luego la tiras fuera, pues a trabajar más para que salga bien a la siguiente, pero que no te quede la sensación de que no has sido tú mismo», reflexiona el tenista que desde este lunes será el seis del mundo. «Soy un jugador de ponerse retos difíciles. Ante las dificultades soy un jugador que se crece y lo he demostrado en Madrid», explicó.

Se ha llevado el murciano los aplausos de todo el mundo, también del rival en la final, Zverev, que también tuvo un problema añadido: su semifinal acabó el sábado a la 1:15 de la madrugada, y después tuvo que hacer prensa, recuperación, comer algo... «Si te acuestas a las cinco de la mañana es difícil», dijo el alemán. Pero añadió: «Aunque hubiera estado en mi mejor forma probablemente no hubiera ganado. Para jugar ahora contra Alcaraz necesitas incluso estar mejor que en tu mejor momento. Pero no he podido», continuó. «Desde el calentamiento notaba que llegaba tarde. Fallé dos remates porque no veía bien. La pelota se me movía», finalizó.