Japón
La nueva cara del tenis
La exótica japonesa Naomi Osaka, campeona en Indian Wells, se une a la lista de aspirantes a reinar en el circuito. Ayer, en Miami, ganó a su ídolo: Serena Williams.
La exótica japonesa Naomi Osaka, campeona en Indian Wells, se une a la lista de aspirantes a reinar en el circuito. Ayer, en Miami, ganó a su ídolo: Serena Williams.
El reino sin reina que es el circuito femenino de tenis se ha unido una nueva aspirante: Naomi Osaka, una mujer que llama la atención por su aspecto, ya que es una japonesa negra, algo poco habitual, y también por su tenis poderoso, de potente derecha, buen revés y saques que pueden ir más allá de los 200 kilómetros por hora. El color de su piel es porque su padre es de Haití. Su madre es japonesa y Naomi nació en la ciudad que tiene por apellido, pero a los tres años se fue a Estados Unidos. Vive y entrena en Florida y en su carácter hay rasgos de las dos partes: puede parecer tímida de primeras, pero según dicen quienes la conocen, o muestra ella en las redes sociales, incluso en algunas conferencias de prensa, es muy divertida. La semana pasada conquistó Indian Wells, su primer gran título, dejando en el camino a la número uno (Halep) y a otras dos tenistas que lideraron el ránking en su momento (Sharapova y Pliskova). Al acabar, ya con el trofeo, le tocó hablar y dijo con guasa que era «el peor discurso en la historia de un vencedor».
Defiende a Japón porque así lo quiso su padre, aunque el idioma no lo domina del todo y no lo habla en público. Va mejorándolo, también porque se está convirtiendo en un ídolo en el país del sol naciente, donde ya ha protagonizado alguna campaña publicitaria con Nishikori. En privado, a su entrenador, el serbio Sascha Bajin, le gastó una broma la semana pasada: éste le preguntó que cómo se decía «idiota» en nipón; ella contestó que «kutsu» y el preparador empezó a llamarlo por aquí y por allá. Osaka se moría de risa. La traducción real es «zapato», como le confesó después. Bajin ha sido preparador de tenistas «top» como Azarenka, Wozniacki o Serena Williams, la jugadora que inspiró a Osaka, la que le hizo convertirse en profesional y a la que derrotó ayer con solvencia en la primera ronda de Miami (6-3 y 6-2). Otra número uno en la lista de víctimas de la japonesa, aunque la ganadora de 23 «Grand Slams» no está en su mejor momento. Trata de regresar a las pistas a los 36 años y tras ser madre, pero siempre es una jugara durísima, que, por cierto, ya desde hace tiempo ensalzó las virtudes de su verdugo ayer.
La relación de Osaka y Bajin empezó el pasado diciembre y ya han compartido, además de la experiencia en la pista, algunas otras como montar en tirolina en Dubái o ir al desierto a hacer surf en las dunas. Parece que el preparador serbio ha dado un empujón más a la carrera de la joven promesa. Osaka se dio a conocer en 2014, con 16 años, al vencer a Stosur, por entonces la 19 del mundo. En 2016 ya alcanzó la tercera ronda de Australia. Svitolina fue una de sus víctimas.
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