Mutua Madrid Open
¿Por qué es diferente jugar en Madrid al tenis a hacerlo a nivel del mar? ¿Cómo afecta la altitud?
El Masters 1.000 español es especial, con unas condiciones algo diferente a otros de tierra batida
Todos los y las tenistas que pasan por la sala de prensa del Mutua Madrid Open tienen que hacer frente a la misma pregunta tarde o temprano: ¿cómo se sienten en Madrid, por la altitud de la capital de España? “Sabemos que aquí no es fácil adaptarse por la altura y demás”, explicó el primer día Carlos Alcaraz, que llegaba justo de ganar en Barcelona, a nivel del mar. “Al principio es bastante incómodo, pero seguro que hoy sentí que ya cogí el ritmo y me acostumbré a la altura”, explicó la número uno del mundo, Iga Swiatek, tras meterse en semifinales. “Creo que esta pista es perfecta para mí”, opinó la dos del mundo, Sabalenka, campeona en 2021 y que está de nuevo en la final este curso tras imponerse a Sakkari (6-4 y 6-1). “A mí me encanta, pero vine con días de antelación para adaptarme”, reconoció Coric, el próximo rival de Alcaraz. Unos están más a favor y a otros les va peor, pero todos coinciden en que es diferente, sobre todo comparado con otras citas en tierra batida, la superficie habitualmente más lenta.
La densidad del aire
¿Cuál es la explicación científica de cómo afecta la altitud? Gregorio Maqueda, profesor de la facultad de Físicas de la Universidad Complutense de Madrid, lo explicó en LA RAZÓN, y la clave es la "densidad del aire". "El efecto que tiene la altitud sobre el movimiento de la pelota es debida a la variación de la densidad del aire, que disminuye con la altura. Por ejemplo, en la Caja Mágica, que se encuentra aproximadamente a 600 metros sobre el nivel del mar, el aire reduce su densidad un 7% de su valor respecto al nivel del nivel del mar (digamos en Valencia, por ejemplo). La densidad del aire también depende de otras propiedades como la temperatura o la humedad, pero de menor influencia o menos relacionadas con el cambio de altura", asegura Maqueda, antes de desvelar las consecuencias de ese cambio de densidad: "Si no existiera aire, la pelota lanzada desde la raqueta de un tenista con un determinado impulso seguiría una trayectoria parabólica con una velocidad bien definida por la ley física que describe el movimiento de los proyectiles. Pero la existencia de aire hace que la pelota se tenga que abrir camino en él, apartando moléculas de aire y, por tanto, teniendo que vencer una fuerza de rozamiento. Esta fuerza de rozamiento frena el movimiento, haciendo que el recorrido sea más corto (la trayectoria parabólica se altera) y la velocidad disminuye".
Por tanto, al haber menos densidad de aire en Madrid que a nivel del mar, la pelota tiene menos resistencia a éste y por eso va más rápida y va más lejos y los cañoneros suelen disfrutar de ello, aunque también por eso los jugadores tienen esa sensación de que la pelota "vuela más" y tienen menos control sobre ella y la tiran larga. Después de dos semanas de competición, quien más quien menos ya está adaptado, y los que siguen vivos en el torneo están encantados, claro. Y, además, como suele decir Carlos Moyá, el entrenador de Nadal: "Al final es un torneo de tierra y eso es más determinante que la altitud".
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