Tenis

Sorprende lo que ha hecho Sinner mientras se esperaba a Donald Trump: ahí perdió el partido

La llegada del presidente de Estados Unidos retrasó la esperada final, que terminó ganando Carlos Alcaraz

Jannik Sinner, of Italy, sits between sets during the men's singles final of the U.S. Open tennis championships against Carlos Alcaraz, of Spain, Sunday, Sept. 7, 2025, in New York. (AP Photo/Seth Wenig)
Jannik Sinner, contra Carlos Alcaraz en el US OpenASSOCIATED PRESSAgencia AP

Carlos Alcaraz y Jannik Sinner aterrizaron en la final del US Open con un botín doble en juego: el trofeo de Grand Slam y la cima del ranking mundial de la ATP. La cita, cargada de magnetismo y expectación, tenía hora marcada: las 20:00 en España. El Arthur Ashe Stadium rebosaba de aficionados y la audiencia global aguardaba ansiosa para presenciar un choque que muchos ya calificaban como histórico.

Pero lo que debía ser un arranque impecable se torció por un invitado inesperado, ajeno a la raqueta y al tenis. La llegada del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, obligó a la organización a desplegar un operativo de seguridad extraordinario que desbarató los tiempos. La versión oficial habló de un retraso de treinta minutos, con dos justificaciones: reforzar la seguridad y dar margen a los espectadores para ocupar sus asientos sin aglomeraciones.

Sobre el papel sonaba razonable. En la práctica, el comienzo se alargó todavía más. Pasadas las 20:30, lo que retumbó en la pista no fueron los raquetazos de Alcaraz y Sinner, sino las notas solemnes del himno estadounidense. Mientras tanto, los dos protagonistas seguían peloteando y estirando en la cancha, obligados a convivir con una escena extraña: el tenis cedía el foco al protocolo político.

Sinner combate la desconcentración

En ese clima de pausa forzada, con el riesgo de que la tensión hiciera mella en la concentración, emergió un detalle inesperado que dio la vuelta al mundo. Jannik Sinner, lejos de mostrar incomodidad o frustración, decidió afrontar la espera con un gesto tan espontáneo como entrañable. Sacó un pequeño balón de su bolsa y empezó a entretenerse con él, como si de pronto la Arthur Ashe se hubiera transformado en un improvisado patio de recreo.

El momento no pasó inadvertido. Las cámaras captaron la escena y en cuestión de minutos las redes sociales la viralizaron. El “juego de balón” del italiano se convirtió en uno de los grandes comentarios de la jornada, arrancando sonrisas en medio de la solemnidad.

La comparación con Carlos Alcaraz resultó inevitable. El español, meticuloso y concentrado, continuó con su calentamiento sin alterar un ápice su rutina, decidido a no perder el pulso competitivo. Sinner, en cambio, eligió un escape lúdico, liberando tensión con un gesto sencillo y natural. Dos formas distintas de sobrellevar una espera incómoda, dos caminos igualmente legítimos ante una final que ya cargaba suficiente peso como para sumar imprevistos.