Cae ante la sorprendente Vandeweghe, pero acaba satisfecha de su semana en Australia.

Nada quiso reprocharse Garbiñe Muguruza tras perder con estrépito en los cuartos del Abierto de Australia ante Coco Vandeweghe (6-4 y 6-0). En un torneo en el que las favoritas han ido cayendo una tras otra (excepto Serena Williams, que disputaba las semifinales la pasada madrugada contra Konta), su derrota no la ve como una oportunidad perdida, sino como un paso adelante. Coco fue muy superior. «Me sentía como un tren de carga imparable», describió después la estadounidense, que ha explotado en este torneo llevándose por delante a la número uno, Kerber, y después a la española. Pero Garbiñe nunca había llegado tan lejos en el «grande» que se disputa en Melbourne y desde que ganó Roland Garros no había sido capaz de alcanzar la segunda semana en los dos «Grand Slams» siguientes (fue eliminada en segunda ronda en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos). «Es un buen comienzo del año, estoy satisfecha de los dos torneos que he disputado a pesar de que mi cuerpo no estaba al cien por cien y no sabía cómo podía aguantar, pero creo que ha ido bastante bien», explicó. Su primera aparición, en Brisbane, fue «interruptus» por unas molestias en el tobillo y en el Abierto de Australia se dañó un muslo en la primera jornada y ha jugado con alguna molestia. «Al principio estaba asustada por el muslo, pero he tomado muchos antiinflamatorios para no sentir dolor y todo ha ido bien», desveló Muguruza. Lo mejor ha sido la fortaleza mental que ha exhibido durante el torneo. No se vino abajo cuando no le fue bien, como tantas veces le sucedió en la montaña rusa que fue 2016. El año pasado ganó Roland Garros y al mismo tiempo fue demasiado irregular. Ha preparado con mimo la pretemporada, fortaleciendo mucho las piernas para mejorar en los desplazamientos laterales. Su próxima parada será la Copa Federación. «En teoría, sí voy a estar», afirmó. España se mide a la República Checa en Ostrava el 11 y 12 de febrero. Más difícil lo tendrá Carla Suárez, de baja indefinida por unos dolores en el hombro.

Federer-wawrinka, semis

Diecinueve minutos duró el primer set entre Zverev y Federer. El sueño del alemán, el verdugo de Murray, el número uno, chocó de bruces contra el suizo. La vieja táctica del alemán de saque y volea tuvo como respuesta un resto tras otro a los pies y después un «passing». Superó Federer las subidas a la red de Zverev de todas las formas posibles: con la derecha, de revés, paralelo, cruzado, de globo... Tras el 6-1 inicial se igualó algo el duelo, pero el ex número uno siempre lo tuvo bajo control. Venció y accedió a su décimo tercera semifinal en Melbourne en las últimas catorce ediciones. Su rival será su compatriota Wawrinka, que pudo con Tsonga, con quien tuvo una fuerte discusión después de darle un pelotazo.