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Ciclismo

El Tour 2024 explora los caminos sin asfaltar

La carrera francesa huye de las tradiciones, comienza en Italia y por primera vez no finaliza en París

Jonas Vingegaard posa con el mapa del Tour de fondo ASSOCIATED PRESSAP

«Es un recorrido bonito. Me gusta la primera semana, un poco más dura que los últimos años», dice Tadej Pogacar después de la presentación del Tour 2024. Un recorrido que huye de lo tradicional, que comienza en Italia y que, por primera vez, no finaliza en París.

La cercanía de los Juegos Olímpicos que organiza la capital francesa desplaza el cierre de la carrera, que comienza el 29 de junio y acaba el 21 de julio, hasta Niza. «Francia es conocida por París y por la Costa Azul. Sin la capital teníamos que ir a Niza, que además tiene una gran tradición ciclista», explica Christian Prudhomme, el director del Tour. Y tampoco acabará con el paseo de costumbre sino con una contrarreloj entre Mónaco y Niza, algo que no sucede desde 1988, cuando Greg LeMond arrebató el triunfo a Laurent Fignon por 8 segundos. Fue también la última vez que un francés estuvo cerca de ganar la carrera.

Mónaco será el cuarto país que atraviese el Tour, después de Italia, San Marino y Francia. El comienzo escapa también de la habitual contrarreloj y la carrera francesa insiste en un modelo que ya probó, por ejemplo, en 2020, con una primera etapa de verdad. 206 kilómetros entre Florencia y Rímini con un paso entre medias por los Apeninos que avisan de lo que le llegará pronto a los ciclistas, que en la cuarta etapa tendrán que ascender el Galibier.

«Es un Tour menos montañoso que el del año pasado (que incluía 30 ascensos), pero eso no implica que sea menos duro», explica Prudhomme. Coincide en su opinión con Jonas Vingegaard, el ganador de los dos últimos Tours. «Creo que es un buen recorrido, parece muy difícil y me va muy bien, así que estoy ansioso por vivirlo», dice el danés.

En varias ocasiones los corredores tendrán que ascender por encima de los 2.000 metros y en una ocasión subirán hasta los 2.800 en el alto de La Bonette, al que se llega por una carretera construida con el único ánimo de llegar hasta esa altura y que servirá de homenaje a Bahamontes. Fede, fallecido este verano, fue el primer ciclista de la historia que subió hasta la cima de la Bonette.

Pero no sólo de montañas vive el Tour, que se apunta también al paso por carreteras sin asfaltar en el paso por la Champaña en una etapa con comienzo y finale en Troyes.

Habrá dos contrarrelojes y antes de la última etapa vivirá una jornada montañosa por los caminos habituales de la París-Niza con final en el alto de La Couillole, de 5,7 kilómetros y con una pendiente media del 7,1 por ciento. Un Tour para ciclistas totales.