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Energía

El 20% del PIB industrial, en jaque por la parálisis de la cogeneración

120 plantas se han apagado tras agotar su vida útil retributiva con una factura de 1.500 millones. 83 plantas esperan las subastas: 1.300 M€ de inversión están en vilo

El sector de la cogeneración aguarda las subastas de 1.300 megavatios para sacar de la parálisis a las industrias calorintensivas T. NietoLA RAZÓN

El 20% del PIB industrial de España en sectores clave distribuidos por toda la geografía está en peligro. Industrias químicas, del refino, del papel, azulejeras y cerámicas o vinculadas a la automoción y el sector de la alimentación y las bebidas, por citar a algunas, que dan empleo a unas 200.000 personas, penden de un hilo.

El riesgo de deslocalización de otras muchas acecha por la parálisis en la que se encuentra su principal fuente de alimentación: la cogeneración.

Todas las empresas de esos sectores, mayoritariamente multinacionales con alta competencia internacional (un 60% de las empresas que cogeneran), tienen en común que son calorintensivas y requieren energía térmica en sus procesos de fabricación. Solo para poner en contexto la relevancia de esta tecnología: el 15% de la electricidad en el mundo y el 11% de la electricidad en la UE se generan mediante cogeneración.

Fin de vida útil de las instalaciones de cogeneraciónMiguel RosellóLa Razón

Y sin embargo, entre 2020 y 2024, 120 plantas de cogeneración en España –con 800 megavatios de potencia instalados– se apagaron tras agotar su vida útil retributiva. No fue un final natural, sino el resultado de un limbo administrativo: esas industrias quedaron a la espera de un nuevo marco que regulase su inversión y que, inexplicablemente, nunca llegó.

El resultado es una factura demoledora: 1.500 millones de euros menos en las cuentas de explotación de estas plantas y una pérdida de competitividad que erosiona sectores estratégicos.

Desgraciadamente, la sombra del parón no termina ahí. Entre 2025 y 2027 otras 83 plantas y más de 1.000 MW de potencia también quedarán fuera del sistema si no se convocan las subastas prometidas desde hace cuatro años.

La patronal Acogen sostiene que esta parálisis y la incertidumbre regulatoria tienen otros 1.300 millones de euros de inversión bloqueados en sectores clave.

«Unos 1.100 MW de gas preparados para hidrógeno y otros 200 MW de biomasa están listos a la espera de un nuevo ciclo de vida retributiva cuyas subastas deberían publicarse antes de fin de año», explica a este diario Javier Rodríguez, director general de Acogen.

El riesgo de esta inacción legislativa es un declive sin precedentes en la competitividad industrial de España, en un momento en que la Unión Europea reclama más industria y más energía eficiente para sostener su transición verde y competir con otros bloques.

«En países como Italia o Alemania, la cogeneración supone el 20% del ‘‘mix’’ energético. Hoy nos duplican y triplican, respectivamente», añade Rodríguez.

Cogeneración, potencia por sectoresT. NietoLA RAZÓN

Y es que, desde 2012, España mantiene la moratoria a nuevas plantas e inversiones de renovación tecnológica de las cogeneraciones. El hecho es que, pese a contar con 5.495 MW de cogeneración en 937 instalaciones, la mitad de las instalaciones españolas y el 33% de la potencia no operan. Entre los motivos están la mencionada finalización de vida útil sin régimen retributivo, la inactividad industrial, la obsolescencia tecnológica y la pérdida de confianza empresarial.

La cogeneración permite producir de forma simultánea electricidad y calor útil a partir de una misma fuente de energía. Lo que en una central convencional se desperdicia en forma de calor residual, en una planta de cogeneración se aprovecha para los procesos industriales.

Esta doble eficiencia permite ahorrar hasta un 30% de energía primaria respecto a la generación separada, reducir emisiones de CO₂, disminuir el consumo de agua y evitar pérdidas en el transporte eléctrico.

Además, la cogeneración transmite potencia eléctrica síncrona, necesaria para estabilizar el sistema, de forma garantizada. Se trata pues de una tecnología clave para la operación, seguridad y calidad de suministro de las industrias y del sistema eléctrico, evitando las cuantiosas pérdidas energéticas (8-10%) asociadas al transporte y distribución de electricidad. De hecho, el 16% de la potencia de cogeneración participa en los Servicios de Ajuste del Operador del Sistema (REE), fundamentalmente plantas grandes.

Por eso, más que una opción tecnológica, la cogeneración es un instrumento estratégico: hace a las industrias más competitivas, al mismo tiempo que contribuye a los objetivos climáticos.

"Se trata de un parón que le sale muy caro a España. Desde 2019 ha provocado que en 2024 se consuma un 4% más de gas y se emitan 3 millones más de toneladas de CO2"

Javier Rodríguez, director general de Acogen

«Se trata de un parón que le sale muy caro a España porque la cogeneración es una máquina de generar energía muy barata y efectiva. Como consecuencia, al reducirse un 45% la cogeneración entre 2019 y 2024, en España se consume un 4% más de gas al año, lo que implica que se están emitiendo 3 millones más de toneladas de CO2.», remarca Rodríguez.

En España, el 25% de la cogeneración no recibe retribución regulada. La falta de convocatorias de régimen retributivo para cogeneración, desde 2012, ha originado que las plantas en operación hayan ido alcanzando el final de su vida útil (25 años), dejando de ser retribuidas.

Pese a que la ley 24/2013 del sector eléctrico contemplaba expresamente un marco estable de apoyo en las renovaciones comprometidas, desde 2019, la producción eléctrica en cogeneración ha caído un 45%, pasando del 12% al 6% del «mix» eléctrico. Esta caída supone 14 teravatios hora anuales de energía desperdiciada –con esos 3 millones de toneladas adicionales de CO₂ emitidos– y una pérdida de 1.500 millones de euros al año en facturación energética industrial, reitera la patronal del sector.

Se trata de un asunto de supervivencia para las industrias alimentarias, químicas y papeleras, que suman el 54% de la cogeneración. También para sectores como la cerámica, el refino, el tablero, el textil, el automóvil o los residuos, que no solo crean empleo local, sino que exportan y sostienen el tejido industrial. Cada planta que se apaga deja de aportar eficiencia energética y añade gastos a industrias que ya operan con márgenes ajustados.

Más del 90% de la cogeneración está asociada a industrias de proceso continuo que operan los 365 días del año, lo que da idea de la alta calidad de su empleo.

Su exigencia es clara: seguridad jurídica para diseñar y planificar inversiones. «Esperamos que no se añadan mayores exigencias ni rigideces operativas en las subastas o seguirá el declive», demanda el directivo de Acogen. La patronal espera igualdad de condiciones respecto a otros países europeos que sí promueven activamente esta tecnología. Alemania, Francia o Italia han mantenido marcos de apoyo estables y utilizado la cogeneración como pieza de su estrategia de competitividad.

Mientras las subastas de nueva potencia se demoran, las empresas deben decidir si seguir apostando por España o reorientar inversiones hacia entornos más favorables o previsibles. En un contexto de competencia global, la falta de certezas se traduce en fuga de oportunidades.

Lo que está en juego no es solo la supervivencia de las instalaciones de cogeneración, sino el futuro de un modelo productivo que representa el 7% de la electricidad española y el 15-20% de la demanda nacional de gas (50-75 TWh/año), que supone un 30-35% del total del gas natural empleado por toda la industria. Además, está ya preparada para emplear gases renovables (hidrógeno, biometano, etc.) e hipocarbónicos, así como otros combustibles líquidos y gaseosos renovables de origen no biológico, por lo que resulta clave para la descarbonización.

Comarcas enteras, en riesgo

Sin embargo, el riesgo de deslocalización hacia la propia UE de industrias intensivas en automatización, tecnología, investigación o gestión de datos es evidente, poniendo en riesgo miles de puestos de trabajo en industrias de las que dependen comarcas enteras. Para empezar porque los continuos retrasos hacen que las industrias se replanteen los contratos de suministros. Porque la duración habitual de los contratos de gas es de un año en el 70% de las empresas, pero el 23% (el 30% de la potencia contratada) se cierra en plazos de dos o más años.

Ante esta compleja situación, con el 20% de las empresas del sector (el 13% de la potencia) sin una mínima opción de parar sus cogeneraciones sin interrumpir sus procesos productivos, la industria alerta: ¿se puede permitir España seguir perdiendo capacidad industrial mientras sus socios europeos la refuerzan?