Economía
La pobreza energética afecta más a las mujeres que a los hombres
Debate en LA RAZÓN No es un problema aislado. La solución es responsabilidad de todos con el liderazgo de la Administración
Existen millones de personas en España que viven una tragedia invisible llamada “pobreza energética”. Se trata de un término utilizado para referirse a aquellos hogares incapaces de mantener temperaturas adecuadas o unas condiciones climáticas ideales durante las épocas más frías del año. El 41% de la población española, es decir, 19,1 millones residentes, sufre condiciones de vida asociadas a ella, según el Informe de Pobreza Energética en España 2018, de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). “El problema es grave y muy serio”, señala María Eugenia Coronado, directora general de Fundación Naturgy.
Para remediarlo es imprescindible definir el concepto, establecer unos indicadores de medición para mejorar la eficacia de su atención, determinar sus causas y concebir soluciones viables con las herramientas de que disponemos. La mesa redonda “Pobreza energética en España”, celebrada en la sede madrileña de LA RAZÓN con la colaboración de Naturgy, tuvo el fin de reunir voces expertas de diversas áreas involucradas en este problema: compañías suministradoras, organizaciones sin ánimo de lucro y administraciones. Participaron en ella María Eugenia Coronado, así como María Teresa Costa, catedrática de Economía y directora de la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universidad de Barcelona; Efraim Centeno, director de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad de Comillas; Víctor Viñuales, director de Ecología y Desarrollo (Ecodes) y Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas España.
Todos coincidieron en que la pobreza energética es “una expresión de la pobreza general”, como definió Costa. No puede “aislarse o abordarse de forma independiente de la pobreza, aunque cuenta con una particularidad por la que se individualiza: la energía es un mercado regulado y, según la normativa europea, un servicio de interés general”. Así, aparece de forma singularizada con respecto a otras situaciones de carencia que “no cuentan con datos estadísticamente recogidos”. Investigaciones emprendidas por su departamento arrojaron algunas cifras esclarecedoras sobre el perfil de la persona que padece este problema. Los principales factores son que “los ingresos del hogar permanezcan debajo de la media (60% por persona) y tener un gasto elevado de energía”, pero también existen otras variables como la situación climatológica. “No es lo mismo vivir en las islas Canarias que en Asturias, por tanto, hay que incorporar constantes a considerar por las administraciones territoriales”. Asimismo, hay que tener en cuenta también, y según la catedrática, si el sustentador principal está en situación de desempleo, si tiene educación superior, el modelo de familia, el tipo de edificio (vivienda unifamiliar o bloque), si la familia está de alquiler o en propiedad e, incluso, la antigüedad de la vivienda. “Según nuestros estudios, las familias monoparentales son un 5% más vulnerables, el parado un 22%, existe mayor riesgo en situación de alquiler y la educación es fundamental”, advirtió. Además, “la pobreza es femenina”. Los hogares unipersonales formados por mujeres solas, viudas y ancianas son los más castigados en Castilla y León. En Navarra, son las mujeres con hijos. “Hay una feminización de la pobreza”, dijo.
¿Cuál es, entonces, su principal causa? Para Peiro se trata del resultado de “la evolución inversa que han tenido los precios de la energía y la renta de las personas”. El coste de la electricidad ha subido un 77% en los últimos 10 años, mientras que el poder adquisitivo de las personas ha bajado un 4,3%, según el INE. “Es un problema fruto de una desigualdad cada vez más pronunciada. La clase media desaparece y los pobres cada vez son más pobres”, informó. En el caso de la población en riesgo que atiende Cáritas, los porcentajes estatales aumentan: el 60% de las personas atendidas por la ONG no puede mantener su casa a una temperatura adecuada y el 50% ha tenido que hacer frente a avisos de desconexión del suministro energético.
Hay otras causas: “Un parque de viviendas enorme (construido antes de las estrategias de ahorro energético y cambio climático), un tiempo cada vez más extremo y, por último, una cultura energética deficiente”, tal y como enumeró Viñuales. “Sumas todo esto y el total varía entre un 15% y un 17% de españoles (7,9 millones) con problemas para alcanzar unas condiciones térmicas ideales”. El director de Ecodes recordó el caso de aquella fotografía que rápidamente se viralizó en redes sociales. Mostraba a un niño estudiando a la luz de un establecimiento de McDonalds. “No es posible imaginar que se pueda tener una vida digna sin luz”, subrayó.
Cada día son más las voces que reivindican que la energía sea un derecho humano que hay que consagrar en los textos como fundamental. “Esto ya se ha planteado en Naciones Unidas”, apuntó Viñuales, “pero todavía hoy no se reconoce como tal”. La ONU, no obstante, recoge en el séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) la obligación de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”. Aun así, “nos fijamos en el ODS 7 cuando deberíamos tener en cuenta que el número uno es erradicar la pobreza en todas sus facetas”, expuso Centeno. “La primera buena noticia es que es un tema que está en la agenda”, aplaudió, pero “empezar a trabajar es urgente; necesitamos un gobierno ya, capaz de extender las políticas que se están definiendo desde Europa y de implantarlas contando con la gente que está viviendo el problema”. Se aunaron, así, todas las voces de la mesa: “La transición ecológica no debe dejar a nadie atrás”.
ACTUACIÓN URGENTE
Centeno es optimista y cree que podríamos acabar con la pobreza energética en cinco o diez años. “Parece complicado”, admitió, “pero cada vez contamos con más información y tecnología”. Inteligencia artificial,"big data" o contadores inteligentes que podemos poner al servicio de la gente más vulnerable". Ahora es posible valorar las necesidades de cada hogar uno por uno. Lo ideal “sería poder valorar las necesidades de cada hogar, analizar sus ingresos mínimos y ver cuánto se van a gastar en comida o energía”.
Coronado advirtió de la necesidad de «actuar ahora» e insistió en que “no podemos esperar a que llegue la gran solución” porque “hay que atender a la gente mientras tanto”. La Fundación Naturgy activó recientemente el Fondo Solidario de Rehabilitación Energética con el fin de financiar mejoras en viviendas de colectivos en riesgo. Este proyecto busca mejorarlas en equipamiento y eficiencia energética. La directora general de la Fundación recordó que empezaron de cero. “Hoy tenemos un millar de viviendas rehabilitadas y más de 20.000 familias atendidas gracias a la formación que ofrece nuestra Escuela de Energía y a la labor de nuestros más de 500 voluntarios”, apuntó.
“Hay que empoderar a las personas para sacarlas del estado de subsidio”, defendió María Eugenia Coronado. “Necesitamos la transversalidad de las políticas de ayudas”, manifestó. La solución pasa, sin duda alguna, por “medidas más universales con coberturas más amplias: renta básica, ingresos mínimos y vivienda social, cuestiones más generales que la eficiencia energética, también neimprescindible”, secundó Peiro. Para ello “se requiere de una política de inversión valiente”.
Incluso así, la directora general de la Fundación Naturgy puso de relieve la necesidad de que “inquilinos, propietarios, administración y empresas busquen juntos un modelo para poner a rodar la máquina”.
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